Notas para la integración
Vozes ofrece formación musical en barrios desfavorecidos de Barcelona para impulsar una mejora social
Georgi y Marina, de 19 y 16 años respectivamente, son dos jóvenes violinistas que forman parte de la orquesta sinfónica Vozes, una banda que busca ser plenamente integradora, donde convergen niños y adolescentes de todas las edades, nacionalidades y situaciones socioeconómicas. Ambos definen Vozes como “un proyecto impactante, un segundo hogar con un ambiente que consigue sacar lo mejor de ti”.
El proyecto del que hablan es una fundación privada que nació hace 14 años, impulsada por el músico Pablo González, con el objetivo de facilitar el acceso a la formación musical y que, al mismo tiempo, sirviera como herramienta para la mejora social e intelectual de niños y adolescentes. “La música tiene un papel transformador, porque les enseña a tener disciplina y solidaridad, y así pueden crecer como personas”, explica la directora de la entidad, Susana Serrano.
Aparte de la escuela, que trabaja para conseguir la integración de adolescentes y niños a partir de cuatro años en 16 centros repartidos por los distritos de Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí, Vozes también está formada por tres orquestas, una batucada, una coral infantil, una coral de personas mayores y otra de madres, explica la directora, añadiendo que “más allá del proyecto social hay un proyecto comunitario”.
El Auditori Fòrum CCIB acogerá el próximo 17 de noviembre la cuarta edición del Concertàs Vozes, donde tocará la orquesta sinfónica de la fundación y participarán el exconcursante de Operación Triunfo Alfred García, la pianista Cristina Casale y el músico y neurólogo Jordi A. Jauset.
Las dos orquestas sinfónicas que tocarán, aparte de la coral infantil, son las dos más adelantadas, denominadas Beethoven y Amadeus. Estas están formadas por los alumnos de la escuela que más han progresado y por otros músicos jóvenes que pidieron colaborar en el proyecto. Aunque entre estos dos perfiles hay una diferencia: quien ya tiene una formación musical externa a la fundación tiene que llevar su propio instrumento y no tiene la ayuda económica que sí recibirían aquellas personas que empezaron con Vozes y que quieren seguir formándose en el conservatorio.
Actualmente la fundación, que enseña a aproximadamente 570 niños en Barcelona, está formada mayoritariamente por voluntarios: de los 59 trabajadores sólo trece son asalariados. Respecto a sus ingresos, un 46% de estos provienen de las instituciones públicas; el 26%, de mecenazgo, y el resto se obtiene con las diversas actividades que realiza la propia fundación, como los conciertos o un esplai musical en verano. Susana Serrano se declara en una lucha continua con tres frentes abiertos: conseguir un espacio propio, tener más apoyo económico y ampliar la estructura del profesorado.
Pablo González se inspiró en el sistema nacional de orquestas y corales infantiles y juveniles de Venezuela, donde él participó como alumno, y recuerda emocionado que cuando llegó a Barcelona empezó dibujando carteles a mano y colgándolos por los locutorios del barrio de Gràcia para conseguir reunir a un grupo para enseñarles canto. Ahora define el proyecto como una “escuela de vida”.
Las orquestas de los niveles más adelantados tocarán el próximo día 17 en el auditorio del Fòrum