El abad de Montserrat tendrá unas casullas diseñadas por Sean Scully
Cuando el padre Laplana ofreció al artista irlandés Sean Scully (Dublín, 1945) la posibilidad de decorar la iglesia románica de Santa Cecilia, este quiso no sólo ceder algunos cuadros, sino también hacer unas pinturas al fresco. “Quiero empapar estos muros con mi pintura”, dijo. No fue fácil convencer al abad y a la comunidad de Montserrat, de quien depende la ermita, porque inicialmente la idea era que toda la obra pictórica se pudiera quitar en caso de necesidad. Pero finalmente se le autorizó.
Scully, cuyas obras figuran en los principales museos del mundo, no había pintado nunca al fresco, y las tres primeras pinturas saltaron al cabo de pocos días. Y volvió a pintarlas, aconsejado por especialistas. Pero de aquellas obras efímeras quedaron las fotografías.
Entonces al padre Laplana se le ocurrió que a partir de aquellas fotos se podría trasladar el diseño a un tejido y diseñar unas casullas para las fiestas solemnes. Se lo propuso a Scully, gran amigo suyo, y la idea le gustó. Sólo pidió poder ver las muestras de tejido una vez estampadas para comprobar los colores. Y dijo de inmediato que iba a incorporar fotos de las piezas al inventario de sus obras completas. Luego se consultó al abad Josep Maria Soler y aceptó también. Ahora sólo falta su ejecución en una escuela especializado de Sant Cugat.
Laplana recordaba, cuando lo propuso, que Henri Matisse también diseñó unas casullas para la capilla del Rosario Saint Paul de Vence, la que decoró en 1951, y que hoy se pueden contemplar tanto en este mismo espacio como en el Museo del Vaticano. Y lo mismo hizo más recientemente Eduardo Chillida, que en el año 2000 diseñó unas casullas y un altar para su amigo el jesuita Friedhelm Mennekes y su iglesia de Sankt Peter de Colonia. Precisamente, el padre Mennekes estuvo el pasado verano en el santuario de Santa Cecilia para impartir una conferencia sobre el tema.