La Crida, a debate
Campuzano y Candini reivindican el espacio y el legado del partido heredero de CDC
Varios dirigentes del PDECat han puesto públicamente en duda el papel de la Crida Nacional per la República.
El debate interno en el seno del PDECat sobre la relación con la Crida Nacional per la República –el nuevo proyecto político de Carles Puigdemont que tiene previsto celebrar su congreso constituyente el próximo 19 de enero– sigue en plena ebullición. Un debate intenso que ha llevado la división a la dirección del partido y que hasta ahora se había desarrollado de puertas adentro, pero que desde ayer ha saltado al ámbito público a partir de las declaraciones de algunos dirigentes críticas no sólo con el alcance del encaje con la iniciativa del expresidente de la Generalitat, sino incluso con su propio papel.
Es el caso, por ejemplo, del portavoz del PDECat en el Congreso, Carles Campuzano, o de la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini –ambos en los órganos de dirección de la formación–, que han reivindicado el papel y el legado del partido heredero de CDC y han cuestionado la oportunidad de la existencia de un instrumento como la Crida. “Si acaba siendo otro partido político, tengo la sensación de que no aportará nada nuevo”, advirtió en este sentido Campuzano, que, en declaraciones a la Cadena Ser, consideró que si este es el camino, “será contradictorio” con el esfuerzo de unidad que se reclama desde el soberanismo. Un argumento muy similar al de Candini, que también censuró que “se segregue y se subdivida más” el espacio político del independentismo y, en declaraciones a La Xarxa, dejó claro que la voluntad de acuerdo del PDECat con el nuevo proyecto de Puigdemont “no pasará nunca ni por una fusión ni por una absorción”.
Los dos dirigentes, ninguno de los cuales se ha inscrito a la Crida Nacional per la República, están considerados próximos a la excoordinadora general Marta Pascal, defenestrada en la asamblea nacional del pasado mes de julio, y sobre la que la alcaldesa de Calella remarcó que fue “injustamente sacrificada”. Candini, además, salió al paso de los pronunciamientos críticos hacia lo que representa el PDECat procedentes de miembros del proyecto del expresidente de la Generalitat y les reclamó “respeto” y que el legado del partido “no sea menospreciado”, porque “nada se puede construir en positivo desde el menosprecio”. Todo ello con la voluntad de preservar el “espacio de centro” que representa la formación heredera de CDC y de que la fórmula de relación que se establezca con la Crida “no implique anular las ideologías”. La misma idea, de hecho, que defiende el presidente del PDECat, David Bonvehí, que después de la reunión de la dirección ejecutiva avisó, con vistas al encaje mandatado también por la asamblea nacional de julio, que “el espacio ideológico que representan estas siglas en ningún caso puede quedar excluido o fuera del proyecto de unidad que podría ser la Crida”.
La fuerza del debate ha llevado, mientras tanto, a que la propia Pascal, ahora senadora, y otro senador, Josep Lluís Cleries, hayan dilucidado sus diferencias sobre el partido y el proyecto político de Puigdemont a través de artículos en los medios de comunicación. Y hasta Reagrupament, fuerza asociada primero a CDC y después al PDECat, ha advertido que no renovará el convenio si el partido no se posiciona claramente a favor de la Crida Nacional per la República. En este estado de cosas, Bonvehí volvió a reunirse, como hace todos los lunes, con los exconsellers presos en Lledoners –la comisión delegada salida de la asamblea nacional de la que forma parte igualmente la vicepresidenta del partido, Míriam Nogueras– para
Bonvehí quiere tener resuelta la articulación con el proyecto político de Puigdemont a mediados de diciembre
seguir avanzando en la búsqueda del mecanismo que permita la mejor articulación entre las dos partes. La fórmula todavía no está cerrada, aunque el presidente del PDECat quiere tenerla ultimada a mediados de diciembre, antes de Navidad.
¿Y cuál será la fórmula? Esta es la incógnita. A pesar de ello, en las últimas horas ha ganado peso entre algunos dirigentes la idea de que si la Crida no desea saber nada de los partidos como tales –tampoco del PDECat–, sino que se dirige en exclusiva a las personas, quizás lo más conveniente sea dejar que la articulación pase porque cada militante haga sencillamente lo que quiera.