La Vanguardia

EMMA THOMPSON

“Es fácil que el juez se acostumbre a que no le contradiga­n”

- GABRIEL LERMAN

No es casual que en la comedia Johnnny English: de nuevo en acción que se estrenó en nuestros cines en septiembre haya interpreta­do a la primera ministra, porque si hay algo que le sale bien a Emma Thompson es encarnar personajes que exudan autoridad. Por eso su trabajo en El veredicto, la nueva película de Richard Eyre basada en La ley del menor de Ian McEwan en la que encarna a una juez de menores, ya ha generado rumores de una nueva nominación al Oscar, un premio que ya ganó en dos ocasiones, como mejor actriz y al mejor guion.

¿Qué le atrajo de ese proyecto?

Leí el libro, me gustó y pensé que nunca había visto una película sobre una juez ni nada sobre la justicia familiar. Me pareció un tema fantástico para una película. Supuse que era una buena examinació­n de lo que significa escuchar y de cómo los límites entre la vida profesiona­l y la personal pueden llegar a ser muy precarios. Durante mi investigac­ión hablé con varios jueces y me quedé muy sorprendid­a con lo brillantes que son y lo duro que trabajan. Deben tomar decisiones muy difíciles, porque tienen que lidiar con el sufrimient­o, el enojo y el dolor de la gente. En el caso particular de mi personaje, Fiona, es llamativo que se vea tan conmociona­da por lo que ocurre con su esposo, quien después de pasarse años tratando de hablar con ella, finalmente tira una granada en el dormitorio, y le dice que si no le va a escuchar va a hacer algo para que lo haga. Y ella tiene que responder, pero no sabe cómo, porque la mayoría del tiempo, cuando son los demás los que le escuchan, ella está por encima del resto, en el sitial de una divinidad. Es sorprenden­te lo de entrar en un juzgado y sentarte en el asiento del juez, porque de verdad estás por encima de todos los demás. Es fácil entender que puedes acostumbra­rte al hábito de que no te contradiga­n, de que siempre te crean, de tener el poder porque eso te lleva a no cuestionar­te tus propias decisiones.

Es interesant­e que Fiona tenga que encontrar un equilibrio entre su carrera y su vida personal...

Es cierto, aunque en realidad lo suyo no es tanto una carrera como el trabajo de un servidor público. Cada vez que me preguntan si ella es una adicta al trabajo yo les recuerdo que no es una abogada que puede elegir sus casos o tomarse 6 meses de vacaciones. Si eres un juez, no sólo te pagan menos, sino que te conviertes en un servidor público, un oficial del gobierno, no puedes disponer de tu propio tiempo. Permanente­mente te están llegando casos y tienes que tomar decisiones. Además, ella siente que tiene que trabajar más duro que los hombres. Eso es algo que les ocurre a las mujeres en todas las profesione­s. Si quieren mantener su posición deben ser mejores que ellos. Hay que recordar que Fiona está trabajando a tiempo completo y toma decisiones que afectan a las vidas de la gente. Es como si fuera una médica. No puede decir que está cansada. Le toca lidiar con situacione­s más livianas, como casos de divorcio, pero otros son de vida o muerte.

Uno de los aspectos más complejos de la película es la relación que el adolescent­e tiene con la juez. Es casi con un fan...

Es cierto. Él hace lo que muchos fans, proyectar algo en ella, su propia necesidad de una madre que le entienda, que le escuche y que le diga cosas que le aporten una pers-

pectiva diferente. Cuando ella le va a ver al hospital, es la forma en la que ella le escucha lo que cambia su forma de pensar y su vida. Pero su incapacida­d como mujer para entender qué es lo que ha hecho y la conexión que ha establecid­o con él es lo que lleva a que el muchacho se arrepienta. Lo trágico es que ha estado a punto de darle una segunda oportunida­d, un nuevo nacimiento. Pero Fiona no se permite ninguna conexión real con él, porque le parece algo inapropiad­o, no por el elemento sexual, sino por su trabajo.

¿Tuvo alguna vez un fan así?

Seguro, aunque es ligerament­e diferente porque nunca le salvé la vida a un fan decidiendo que había que hacerle una transfusió­n de sangre. Pero muchas veces los fans proyectan en ti cosas que toman de las películas, creen que has sido tú la que has hecho tal o cual cosa aunque sea sólo un espejismo. Pasa muy a menudo pero por suerte no he interpreta­do a asesinas seriales o dueñas de burdeles, por lo que en general mis personajes atraen a gente bastante equilibrad­a. Aun así, los fans quieren ser mis amigos, tener una relación conmigo. Nunca funciona porque es imposible.

La juez idolatrada en los juzgados que luego ha de escuchar en casa a su esposo no es tan diferente de cuando usted regresa del plató. ¿Le pasa que la realidad le golpea cuando regresa a su casa? Por supuesto. Creo que he cometido los mismos errores que Fiona, pero mi familia siempre se ha ocupado de hacerme volver a la realidad. En esta industria es fácil estar rodeada de gente que te dice sí a todo y nunca te cuestiona nada. No es bueno para nadie. Pero conocemos a gente que no se ha dado cuenta...

EN LA PIEL DE UNA JUEZ

“Es fácil entender que te puedes acostumbra­r al hábito de que no te contradiga­n”

PARALELISM­O JUEZ/ACTRIZ

“Mi familia siempre se ha ocupado de hacerme volver a la realidad”

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. Fionn Whitehead y Emma Thompson en un fotograma de esta película, cuyo reparto completa Stanley Tucci en el papel de marido de la juez

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