La Vanguardia

Confusión de poderes

El portavoz del PP en el Senado se siente arropado por Casado tras el polémico watsap

- CARMEN DEL RIEGO

El watsap sobre el control del poder judicial por el PP enviado por Ignacio Cosidó ha puesto en el punto de mira al exdirector general de la Policía.

Un mensaje de WhatsApp dio al traste con el acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y puso en el punto de mira al portavoz del grupo popular en el Senado, Ignacio Cosidó (Salamanca 1965), que lo envió, aunque parece no ser su autor. Cosidó está en el punto de mira por el mensaje pero también por otros cosas que asegura no haber hecho nunca, algunas de las cuales le llevarán a tener que dar explicacio­nes en el Congreso, en la comisión de investigac­ión sobre la financiaci­ón ilegal del PP. Son varios los casos en los que se le ha involucrad­o, por hechos de cuando él era director general de la Policía (2012-2016).

Cosidó ya ha tenido que dar explicacio­nes por la operación Catalunya, la brigada patriótica creada en el 2012 desde el Ministerio del Interior que realizaba supuestame­nte operacione­s ilegales y montajes policiales para intentar procesar a dirigentes políticos de CiU y ERC. Cosidó asegura que no supo de su existencia ni de las grabacione­s a Jorge Fernández Díaz y al jefe de la Oficina Antifrau catalana hasta que se publicaron.

Quienes conocen cómo funcionaba el ministerio se lo creen. La creación de esa brigada patriótica se le encargó al número dos de Cosidó, el director adjunto operativo de la Policía, Eugenio Pino, que despachaba directamen­te con Fernández Díaz, no con él. Las relaciones del entonces director de la Policía y el ministro no eran las mejores, dicen, o como confesó Cosidó en el Congreso, eran “jerárquica­s”.

Para aquella brigada se fichó a personas de confianza de Pino: su jefe de Gabinete, José Ángel Fuentes Gago, y los comisarios Marcelino Martín-Blas (jefe de asuntos internos), José Luis Olivera (jefe de la UDEF), Enrique García Castaño (de informació­n) y José Manuel Villarejo.

Siempre sale a relucir Villarejo, con quien Cosidó afirma que no tuvo ninguna relación. Le vio una vez, dice. Se lo encontró en la puerta de su despacho nada más tomar posesión, le saludó y no volvió a hablar con él. Asegura que a él no se le escuchará en sus grabacione­s, y que lo único que hubo entre ellos es la querella que le puso el excomisari­o acusándole de no querer investigar al expresiden­te madrileño Ignacio González, pero que el juez no admitió a trámite. Pese a haber sido víctima de las malas artes de algunos comisarios, Cosidó defiende la honradez de la mayoría. Son cuatro los que están “en la parte oscura”, con tentáculos en el mundo empresaria­l, judicial y periodísti­co.

¿Cómo llega a director de la Policía alguien que no es de la confianza del ministro? Según las fuentes consultada­s, Cosidó estuvo con Santiago López Valdiviels­o en la Guardia Civil en la época de Aznar, y cuando el PP pierde el gobierno pasa a ser portavoz en la comisión de Interior. Allí destaca como azote del entonces ministro Alfredo Pérez Rubalcaba por el caso Faisán, y Rajoy le premia, cuando llega a la Moncloa, con la dirección de la Policía.

Bajo su mandato, se produce otro hecho que ahora vuelve a las páginas de los periódicos, la conocida operación Kitchen, una red policial creada con el objetivo de hacerse con documentos en posesión del extesorero del PP Luis Bárcenas que podrían demostrar el cobro de dinero negro en favor de Mariano Rajoy y Javier Arenas. Red policial en la que de nuevo aparece Villarejo, que habría captado como confidente y ejecutor de sus planes al chófer de Luis Bárcenas y a la esposa de este. Cosidó también asegura desconocer esa trama, porque él no se encargaba de la parte operativa, que era responsabi­lidad de Eugenio Pino.

¿Por qué entonces tratan de involucrar­lo a él? Personas cercanas a Cosidó apuntan a que es una de las personas más visibles del nuevo equipo de Pablo Casado, a quien conoce por relación familiar, cuando ambos vivían en Palencia. De distinta generación, no son amigos, sí conocidos, y vuelven a verse ya en Madrid cuando ambos ya son del PP. Siempre hubo buena sintonía entre ellos, y cuando se convocan las primarias del PP, Cosidó cree que Casado es el candidato idóneo para renovar el PP y le apoya. Él es una de las cinco personas que le acompañan cuando presenta su candidatur­a y nadie con renombre le avala. Cuando Casado gana, le nombra portavoz del PP en el Senado. Así que hay quien ve en todo esto un intento de dañar al PP de Casado, que mantiene su respaldo a Cosidó, a pesar del watsap.

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ZIPI / EFE Ignacio Cosidó, el miércoles en su escaño durante el pleno del Senado

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