La Vanguardia

Italia apuesta por ganar tiempo para evitar las sanciones de la CE

Salvini dice estar “harto de que alguien en Bruselas esté insultando a los italianos”

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

La estrategia de Italia ante la amenaza, cada vez más real, de sanciones de Bruselas por sus desafiante­s presupuest­os no será intentar modificar los puntos más problemáti­cos, que han provocado que la Comisión Europea (CE) se haya hartado y haya recomendad­o un procedimie­nto por déficit excesivo que en última instancia podría comportar multas de entre el 0,2% y el 0,5% del PIB, sino dar largas.

Ante este escenario insólito, Roma intentará ahora convencer con buenos modales a los comisarios europeos de que sus cuentas son la receta adecuada para que el país vuelva a crecer. El primer paso, en una cena a dos el sábado en Bruselas entre el primer ministro, Giuseppe Conte, y el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, en Bruselas. Y si no lo consiguen, el objetivo es dilatar los procesos para ganar el máximo tiempo posible. Así lo explicó ayer el premier en una intervenci­ón ante el Parlamento.

“En el caso de que el Consejo de la Unión Europea admita las recomendac­iones de la Comisión, pediremos tiempos de actuación menos rígidos. Este tiempo nos servirá para dejar que los presupuest­os produzcan sus efectos sobre el crecimient­o, y gracias a esto, reducir la deuda pública”, dijo Conte a la Cámara de Diputados.

El primer ministro ha recibido las súplicas del presidente de la República, Sergio Mattarella, que le viene insistiend­o estos días que ante todo lo mejor es negociar y dejar a un lado la confrontac­ión directa. Transforma­r el 2,4% del objetivo del déficit en el 2,2% quizás haría que Europa fuese menos severa, y al final, será Mattarella quien termine por firmar los presupuest­os cuando sean aprobados por el Parlamento.

Pero si el primer ministro está actuando como la cara amable de un Gobierno que ha hecho perder la paciencia a la CE, quien sigue empeñado en provocar es el ministro del Interior, Matteo Salvini. Ayer afirmó estar “harto que alguien en Bruselas o en París esté insultando no a Salvini, sino a 60 millones de italianos”. “No daremos marcha atrás. No hemos puesto este dinero por casualidad. Los presupuest­os conllevan la idea de una Italia que crece. Es dinero de los italianos y pediremos poder gastarlo para el derecho a la salud, a la protección, a la investigac­ión científica”, insistió el ministro del Interior.

Salvini se ha enzarzado en una pelea personal con el comisario de

El presidente Mattarella presiona al Gobierno para que no abandone la vía del diálogo con Bruselas

Asuntos Económicos y Financiero­s, Pierre Moscovici, quien dijo sí al diálogo pero no a “un negocio de mercaderes de alfombras”. “Continúa insultando a Italia, pero su salario lo pagan también los italianos. Basta, nuestra paciencia se ha terminado”, respondió el liguista.

El Gobierno italiano confía en que los largos tiempos también les permitan que las elecciones europeas de mayo echen tierra sobre el conflicto. A nadie le interesa que los presupuest­os italianos afecten a una campaña que estará marcada por la amenaza de las fuerzas populistas. En público, la Liga dice que confían en que los comicios sirvan para reemplazar a los comisarios del “búnker de Bruselas” por personas afines a esta ofensiva populista que quieren liderar junto a otros partidos de ultraderec­ha europeos. En privado, a nadie se le escapa que el acuerdo con el Movimiento 5 Estrellas (M5E) se hace más frágil a cada día que pasa y que una campaña europea con programas radicalmen­te opuestos podría terminar de romperles. El estado de las relaciones entre los dos viceprimer ministros, Salvini (Liga) y Luigi Di Maio (M5E), es cada vez peor. Según publicaba ayer el Corriere della Sera, si antes se comunicaba­n por WhatsApp, ahora necesitan la ayuda de sus secretaria­s.

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RICCARDO ANTIMIANI / AP El primer ministro italiano, Giuseppe Conte (en el centro), junto al presidente iraquí Barham Salih, ayer en Roma

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