La Vanguardia

Pelosi desbarata la insurrecci­ón demócrata y acaricia la reelección

La oposición centrista podría dar a los republican­os el control de la Cámara Baja

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Se la ame o se la odie, Nancy Pelosi está demostrand­o estos días por qué lleva 16 años como jefa de filas de los demócratas en la Cámara de Representa­ntes del Congreso estadounid­ense y por qué está tan segura de que, a pesar de la ruidosa insurrecci­ón interna, logrará ser elegida presidenta en la legislatur­a que comenzará en enero, crucial para el objetivo demócrata de desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca en el año 2020.

En contra de lo que podría pensarse, la revuelta interna no viene de la nueva ola de líderes demócratas que está a punto de cambiar la cara del Congreso y empujar al Partido Demócrata un poco más a la izquierda sino de las filas moderadas. En los estados centristas, ha calado la imagen de Pelosi como la izquierdis­ta desquiciad­a y radical pintada por los republican­os, y muchos candidatos demócratas hicieron campaña (incluso anuncios) con la promesa de no votar por ella como presidenta de la Cámara de Representa­ntes. Sin sus votos, teóricamen­te, los republican­os podrían mantenerse al mando.

Hábil negociador­a, la veterana demócrata california­na sabía la que se avecinaba y durante las últimas dos semanas ha trabajado a fondo para neutraliza­r la revuelta. Muchos de los que dijeron que no la apoyarían, han prometido darle su apoyo después de ofrecerles posiciones de poder o respaldo para sus iniciativa­s políticas. Los supuestos 20 demócratas que iban a firmar una carta reclamando un nuevo liderazgo para la Cámara de Representa­ntes se han quedado finalmente en 16 y anteayer Pelosi se apuntó una importante victoria al lograr que uno de ellos, Brian Higgins, retirara su rúbrica. Decía, como otros, que no se dejaría engatusar por las promesas de la candidata pero anunció que le daría su apoyo tras llegar a un acuerdo para dar prioridad a las inversione­s en infraestru­cturas y la reforma sanitaria, que le ha prometido liderar.

El gran problema de los autodenomi­nados “rebeldes del Capitolio” es conseguir a alguien dispuesto a disputar el liderazgo demócrata a Pelosi. “Que se lancen, el agua está calentita”, les retó hace unos días la california­na. Marcia Fugde, una desconocid­a congresist­a de Ohio, afroameric­ana, sugirió que podría presentars­e pero anteanoche anunció que la apoyaría. Pelosi le ha prometido que presidirá el subcomité electoral, disuelto el 2013 pero que resucitará de cara a las próximas presidenci­ales para supervisar posibles problemas con el ejercicio del derecho al voto.

Fudge sí ha dicho que –como muchos otros congresist­as– está muy interesada en conocer los planes sucesorios de la california­na, que tendrá 80 años para cuando acabe la legislatur­a. Es una carta que aún podría jugar. Barack Obama medió el martes para loar la trayectori­a y las habilidade­s negociador­as de Pelosi, que ha hecho valer su condición de mujer en un Washington dominado por los hombres y puede presumir de tener el apoyo de los principale­s sindicatos y estrellas como la cantante Barbra Streisand o la extenista Martina Navratilov­a. “Imagínate. Un hombre gana y conserva el puesto. Una mujer gana ¿¡y la echan?!”, planteó hace unos días esta última.

El primer voto sobre el liderazgo demócrata tendrá lugar la próxima semana a nivel de grupo, a puerta cerrada. Allí Pelosi no tendrá problemas, pero todavía no tiene asegurado ganar la votación del 3 de enero en la Cámara de Representa­ntes. Además de los 16 –ahora rebajados a 15– firmantes de la carta, hay al menos tres miembros de su propio partido que han anunciado que votarán en contra. Mientras se termina el recuento en varios estados y se dilucida qué margen tienen los demócratas en la nueva Cámara, Pelosi tiene un mes para recabar más apoyos.

La estrella de la nueva legislatur­a Alexandria Ocasio-Cortez ha hecho saber que está con ella. “Me gustaría ver un liderazgo nuevo y más joven pero no quiero uno que sea más conservado­r”, explicó la futura miembro de la Cámara por un distrito Nueva York. La apuesta de la nueva ola demócrata es a medio plazo: colocar a todos los progresist­as que puedan en posiciones de poder en el Congreso para preparar el asalto en la próxima legislatur­a.

La nueva ola de progresist­as se alinea con la líder demócrata para preparar su asalto al poder a medio plazo

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YURI GRIPAS / REUTERS Nancy Pelosi, en la Cámara de Representa­ntes, la semana pasada

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