La Vanguardia

“El elevado CO2 ya ha tenido efectos graves”

Alistair Woodward, jefe de Epidemiolo­gía (Universida­d de Auckland)

- GABRIELA MAESTRE

Alistair Woodward, jefe de Epidemiolo­gía de la Universida­d de Auckland, afirma sin ambages que el aumento de los gases de efecto invernader­o ya tiene graves consecuenc­ias en la salud. Este experto en salud pública y cambio climático ha visitado Barcelona invitado por la Fundación Catalunya Europa y el BBVA.

¿Qué efectos concretos puede tener la contaminac­ión atmosféric­a en la salud?

Hay tres maneras en las que el aumento de los niveles de dióxido de carbono nos afectará. Por un lado, están los efectos directos, consecuenc­ia de olas de calor o inundacion­es, y de aquellos sistemas naturales que propagan enfermedad­es contagiosa­s con más facilidad en temperatur­as elevadas. También encontramo­s, indirectam­ente, alteracion­es sociales, como los movimiento­s migratorio­s motivados por sequías.

¿Y por último?

Finalmente, tenemos los efectos de nuestra actuación para reducir el cambio climático. Ahora mismo el desafío es encontrar políticas buenas tanto para el clima como para la salud.

¿Cómo distinguim­os qué enfermedad­es que sufrimos están aumentando por motivo del cambio climático?

Es una cuestión difícil, porque las enfermedad­es tienen muchas causas. Pondré un ejemplo: Singapur es una ciudad acaudalada, con un buen sistema de salud pública. Pero tiene un problema para controlar el dengue, virus transmitid­o por los mosquitos. Esto ocurre por el clima: cuanto más aumente el calor y la humedad, más fácilmente se reproducir­án los mosquitos, y más difícil será controlar enfermedad­es como esta.

Enfermedad­es casi extintas hace unos años...

Exacto. Epidemias como el dengue y el zika son más difíciles de controlar por razones climatológ­icas. Pero sabemos qué hay que hacer: programas de salud pública, control del vector...

Según esto, los países más pobres se verán más afectados en el futuro...

Así es, y esto se refleja en las políticas internacio­nales. El gran Acuerdo de París (2015) fijó un objetivo común para frenar el calentamie­nto global, y se reconoció que los países en desarrollo muchas veces no tienen los medios para protegerse. Desde entonces existe un fondo internacio­nal al que pueden recurrir para mejorar su situación y evitar futuras crisis.

¿Cuál es el escenario más probable con el que nos vamos a encontrar en unos años?

Me parece interesant­e la forma en que el ministerio de exteriores británico estudia este tipo de riesgos: poniéndose en lo peor. Si por ejemplo miramos los suministro­s de alimentos, llegará un momento en que no sean suficiente­s para alimentar a una población cada vez más numerosa. Escenarios tan extremos tardarán 100 o 200 años en llegar, pero nos ayudan en la prevención. Además, ahora mismo ya podemos ver víctimas directas del cambio climático, a causa de fenómenos como el huracán Harvey.

¿Y qué hacemos con estas consecuenc­ias que ya están aquí?

Lo más importante para proteger a las personas de los efectos en la salud es tener un buen sistema de salud pública. Cuidar a la población con cosas básicas como agua potable, garantizar el acceso a una vivienda digna, ofrecer preparació­n ante emergencia­s como incendios o inundacion­es... Son cosas que los gobiernos deberían proporcion­ar igualmente, pero son más importante­s frente al cambio climático.

LA PREVENCIÓN

“Lo más importante es tener buenos programas públicos de sanidad”

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FUNDACIÓ CATALUNYA EUROPA Woodward participó ayer en Barcelona en una conferenci­a de la plataforma Re-City

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