Las misteriosas casas del lago Bokodi
La fama de Budapest es inversamente proporcional a la del lago Bokodi ,aescasos 80 kilómetros de la capital húngara. El enclave presume todavía de una calma y tranquilidad inusitadas en tiempos de un turismo voraz, que poco a poco va poniendo las coordenadas del lugar en el mapamundi. Una fotografía del enclave protagonizó brevemente la cabecera del
buscador de Internet Bing, lo que catapultó sus encantos más allá de las fronteras húngaras, guardianas de este secreto tan bien guardado. Quienes ya hayan oído hablar de este lago, seguramente lo conozcan como la villa flotante de Hungría, que localmente es conocida como Bokodi-hutoto: en su seno, pequeñas y coloridas casas construidas en plataformas flotantes y conectadas con pasarelas de madera configuran un pintoresco paisaje. Nada en él hace presagiar que su belleza y encanto sean fruto de una central
térmica colindante y obra de la intervención humana más delicada. De hecho, el lago que alberga este espectáculo de cabañas flotantes fue proyectado en 1961 de forma artificial para la central de Oroszlán, y, desde entonces, el paradójico enclave se ha convertido en un reclamo para pescadores y veraneantes locales. El revestimiento de madera de sus cabañas recuerda a tiempos pasados, y, en cierto modo, el tiempo se ha parado en este rincón congelado en un momento indefinido de antaño. Sus visitantes locales aprovechan la temperatura de sus aguas, que, gracias a la central térmica, no llegan nunca a congelarse, pese a las bajas temperaturas húngaras y a la nieve que en invierno cae sobre el lugar. Estas aguas son, además, especialmente aptas para la pesca a pie de cabaña. De paisaje pintoresco y lleno de contrastes, este lago puede visitarse en dos horas, y es especialmente recomendable hacerlo cuando cae el sol y dibuja extravagantes siluetas entre sus avenidas hechas de agua, regalando postales
mágicas a los fotógrafos más afamados. Incluso la humareda de fondo de la central térmica y su estilosa chimenea imprimen un aire de desusado idilio a cualquier fotografía en el atardecer. Las luminosidades
rojas, rosas, lilas y naranjas se cuelan entre los listones de madera de este poético y ciertamente extraño paisaje, en el que, con sorprendente elegancia, la chimenea de Oroszlán domina el skyline del lugar. Bordeando el lago, un espeso bosque acaricia casi la orilla y cada uno de los muelles de estos embarcaderos, cerrando filas en torno a este secreto tan bien guardado.
HISTORIA HÚNGARA
A la vera de este lago se bañan las ciudades de Bokod y, más al oeste, Oroszlány, en el condado de Komárom-Esztergom. La primera presume de ser una pequeña localidad residencial, en la que bonitas y bajitas casas se alinean en torno a una tranquila avenida principal, mientras que Oroszlány, situada en el margen de las montañas Vértes, parte de las transdanubianas, es harina
de otro costal. Las mejores vistas del lago y sus casas flotantes se obtienen llegando desde Oroszlány, una localidad de obligada visita. Con una población de más de veinte mil personas y cuyo nombre significa “león”, tiene como principal atracción turística un monasterio
barroco del siglo XVIII, además de cuatro castillos en el condado, herederos de su ajetreada historia. Este condado fronterizo con Eslovaquia linda con el Danubio, que, aunque cobra su mayor esplendor en Budapest, en este tramo norteño brinda a sus visitantes interesantes paisajes y monumentos, hijos de la desintegración del Imperio austrohúngaro.
EL FOTOGÉNICO
LAGO FUE PROYECTADO D E FORMA ARTIFICIAL EN 1961 PARA LA CENTRAL TÉRMICA
D E OROSZLÁN