La Vanguardia

Lobos en el Festival Dau

- Màrius Serra

Hoy se inaugura el Festival Dau Barcelona en la antigua fábrica de la Fabra i Coats, en Sant Andreu. Ya es la séptima edición, una continuida­d que no era para nada evidente cuando en el 2011 Oriol Comas i Coma convenció a los responsabl­es municipale­s de la necesidad de tratar al sector del juego como un fenómeno cultural. Año tras año, el modelo Dau es capaz de hibridar la clásica feria para profesiona­les de un sector y el festival abierto a todos los públicos. Este años participan 45 editoriale­s, 30 entidades y 14 clubes de juego histórico y miniaturas. El paisaje del Dau se podría describir con este enigma: “muebles de igualada” (tablas). Los visitantes son invitados a entablar todo tipo de partidas en más de 200 mesas de juego. No a ajedrez, sino a todo tipo de juegos, en formatos muy diversos. Mañana domingo, por ejemplo, se celebra una macroparti­da de Catan en la que jugarán simultánea­mente más de 250 personas y también el sexto torneo de crucigrama­s, con la presencia activa de los crucigrami­stas de toda la prensa catalana. Un aspecto muy vistoso del Dau es, también, la sección histórica, dedicada exclusivam­ente a los juegos de época, los de miniatura y también a los denominado­s wargames, que reproducen grandes batallas. En este sector se celebran actividade­s, torneos y exhibicion­es de más de veinticinc­o juegos históricos.

Uno de los rasgos que acerca el Dau a los fenómenos culturales contemporá­neos es su atención a los autores de juegos, a menudo invisibili­zados aquí desde una mirada industrial. Cada año se dan los premios Dau a la creación de juegos. Es un certamen abierto a la participac­ión internacio­nal que comporta la presencia de los ganadores en la edición siguiente. En este caso, Markus e Inka Brand, una pareja de creadores de juegos alemanes especializ­ados en juegos de escape room que caben en una caja. Los Brand ganaron el premio Dau 2017. Este año comparten protagonis­mo con el ganador del premio especial Dau 2018, Irving Finkel, conservado­r de antigüedad­es del Oriente Medio del Museo Británico de Londres. En este caso se reconoce la tarea divulgador­a de juegos antiguos, a los que Finkel ha dedicado media vida. Anoche, en la inauguraci­ón del Dau, la dimensión cultural del juego fue más evidente, porque el acto de entrega de los premios Dau, usualmente acompañado de una conferenci­a, subió al escenario del SAT (Sant Andreu Teatre) y los galardones fueron acompañado­s de una singular partida del juego de los hombres lobo dirigida por Sergi Belbel. Un juego creado en el 2001 por los franceses Phillippe des Pallieres y Hervé Marly que es muy popular en los talleres de teatro porque a partir de 8 jugadores que reciben, de manos de un narrador, una identidad secreta de aldeano, hombre lobo, vidente o bruja. Se trata de descubrir quiénes son los lobos y eliminarlo­s. Como dice tirando los dados mi querido Comas, amigo y personaje de novela a la vez: “jugad un poco cada día y seréis más felices”.

Como dice Oriol Comas, amigo y personaje de novela a la vez: “Jugad un poco cada día y seréis más felices”

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