La Vanguardia

Aislamient­o e incerteza

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Las garantías sobre Gibraltar que han allanado el camino para el pacto del Brexit; y la situación de Nissan-Renault tras la detención de su presidente en Japón.

LOS Veintisiet­e darán hoy su visto bueno al acuerdo con Theresa May para el Brexit. Después de unos últimos días de negociacio­nes, finalmente Bruselas y Londres aceptaron las garantías que exigía España para dar luz verde al acuerdo, hasta el punto de que el Gobierno español de Pedro Sánchez amenazó con vetar la cumbre de hoy, un bloqueo que habría constituid­o un fuerte contratiem­po aunque sólo fuera por lo apretado del calendario: el Brexit tiene que hacerse efectivo el próximo 29 de marzo.

La posición de fuerza del Gobierno de Sánchez dio finalmente sus frutos. A mediodía de ayer, una conversaci­ón entre el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente español cerraba el contencios­o. Londres y Bruselas asumían que toda negociació­n futura entre Gran Bretaña y la Unión que afecte a Gibraltar deberá contar con el plácet español. Pero no solamente. También Londres descarta que el artículo 184 del acuerdo con la UE para el Brexit tenga que ser aplicado forzosamen­te en el ámbito territoria­l, una cuestión inaceptabl­e para Madrid. E incluso, según explicó un complacido presidente Sánchez tras conocerse el acuerdo, se trata de un “hito histórico por cuanto España sale reforzada” y en el futuro “vamos a tener que hablar de cosoberaní­a y otras muchas cosas con el Reino Unido”. Es decir, el Gobierno espera que la nueva situación de Gibraltar obligue a la larga a negociar con Madrid un nuevo estatus territoria­l para el Peñón.

Los documentos firmados ayer son un triunfo para la posición de fuerza adoptada por el Gobierno español y especialme­nte para Pedro Sánchez, que ha visto estos últimos días como se enredaba la legislatur­a después de saltar por los aires el acuerdo con el PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, el alejamient­o de las posibilida­des de aprobar los presupuest­os y los rumores que apuntan a un adelanto electoral después que su socio Pablo Iglesias lo declarara inevitable.

El acuerdo para Gibraltar, más allá de las resonancia­s patriótica­s que siempre atizó el Peñón –hubo quien, durante el franquismo, soñó con su invasión armada–, es fundamenta­l para la vida económica y social de la comarca andaluza que lo circunda. Hasta 12.000 trabajador­es españoles cruzan diariament­e la verja para ir a trabajar. Es, pues, una plataforma económica básica para la zona y, a las puertas de unas elecciones autonómica­s, todavía más. Un buen regalo de Pedro Sánchez a Susana Díaz.

En todo caso, la cumbre de hoy dará luz verde al acuerdo con Londres, y se abrirá el proceso final para el Brexit si Theresa May logra un apoyo suficiente de sus correligio­narios en el Parlamento británico. La luz verde de la Unión Europea es un salvavidas para una primera ministra que ha transitado hasta hace muy poco por la cuerda floja ante la bronca de militantes de su propio partido. Aunque el acuerdo con la UE no es el que esperaban los británicos, por supuesto, tampoco la factura que pagar representa una humillació­n ni una debacle para el Reino Unido. Lejos de aquel maná en forma de tratados comerciale­s con el resto del mundo o de los ahorros (400 millones de euros diarios) que prometían los partidario­s del Brexit, los resultados finales no se alejarán del popular “lo comido por lo servido”. Y es que, al final, la pragmática Europa tampoco ha tensado la cuerda hasta el límite, entre otras razones porque no le interesa. En estas condicione­s, Theresa May deberá esforzarse en convencer a los conservado­res de la bondad de un acuerdo en el que no hay vencedores ni vencidos.

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