Cuando el silencio es un reclamo turístico
Maçanet de Cabrenys trabaja en la creación de un catálogo con treinta espacios de desconexión
En los 68 kilómetros cuadrados del término municipal Maçanet de Cabrenys, de los que más del 90% son bosques, es difícil no encontrar rincones alejados de cualquier atisbo de civilización donde impere el silencio. Este pequeño pueblo del Alt Empordà, que limita con Francia, quiere convertir la ausencia de ruido y bullicio en su principal aliciente turístico y está trabajando en la creación de un catálogo de espacios silenciosos que el visitante hallará señalizados y también podrá consultar online.
La guía consta de una treintena de lugares, entre fuentes, piscinas naturales, picos, santuarios, castillos, puentes o miradores con vistas tan impresionantes como la del pantano de Darnius-Boadella, el macizo del Canigó e incluso el Cap de Creus… que formarán parte de esta primera selección que se irá ampliando año tras año. La guía digital va acompañada de una pequeña descripción del lugar, el grado de dificultad de acceso (bajo, medio o alto), concreta si se puede llegar a él a pie o en coche y contará también con vídeos que ilustrarán estos espacios silenciosos que el Consistorio quiere potenciar de ahora en adelante.
Espacios idílicos como la Gorga de les Dones y la cascada de La Farga, donde el visitante no oirá nada más que el sonido del agua rozando las piedras, o el mirador de la Gavarra, con bellas vistas sobre Maçanet de Cabrenys, cuyas montañas y bosques se convirtieron en lugar de paso para miles de personas que huían no solamente de la Guerra Civil sino también de la ocupación nazi. Uno de esos caminos del exilio fue la Collada dels Pous, que une Maçanet de Cabrenys con el pueblo francés de Ceret, que se integrará también en el catálogo del silencio.
La alcaldesa, Mercè Bosch, subraya que “el entorno natural es nuestro principal privilegio” y añade que el objetivo de esta iniciativa que quiere dotar al visitante de espacios señalizados de “evasión, relax y desconexión y alejados del estrés” es desestacionalizar el turismo, que se concentra mayoritariamente en verano.
Destaca básicamente el turismo familiar y deportivo, atraído por las rutas de bicicleta todoterreno y los incontables senderos de un municipio que cuenta con unos 750 habitantes empadronados, unas 220 plazas de alojamiento (entre hoteles, casas rurales, hostales y campings) y una cifra destacada de segundas residencias, habitadas mayoritariamente durante los meses de julio y agosto. Pero “en invierno la población se desploma y se reduce un tercio, la mayoría de los que quedan son personas de edad avanzada”, explica Bosch.
La alcaldesa confía en que con la marca turismo de silencio “revitalizarán” el municipio, que tuvo en la industria de la pipa (en el 2001 cerró la fábrica Salvatella, que llegó a producir unas 150.000 pipas al año) y en las minas de talco sus principales motores económicos desde finales del siglo XIX y durante cien años.
El Consistorio quiere atraer a visitantes a un pueblo cuya población se desploma después del verano