La Vanguardia

Un aplazamien­to vergonzoso

La afición del River ataca el autocar del Boca y fuerza la suspensión del partido a hoy

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Siniestro total. Vergüenza total. Desastre total. Sin fútbol total, ni parcial: al final, el encuentro se aplazó a hoy (21, hora española). Es evidente que la Copa Libertador­es no es la Champions, por mucho que el marketing intente enmascarar­lo, pero la realidad siempre es imprevisib­le. Hasta ayer, lo previsible era que hubiera incidentes entre las barrabrava­s del Boca Juniors y el River Plate después del encuentro de vuelta de la ansiada final por el trono americano del fútbol. Sin embargo, nadie hubiera imaginado que la violencia afectaría al equipo visitante antes de iniciarse el juego, que varios futbolista­s resultaría­n heridos y que caería la incertidum­bre sobre la disputa del soñado superclási­co, el River Plate-Boca Júniors.

Los miles de policías desplegado­s en los alrededore­s del estadio Monumental y la célula de seguridad que protegía al autocar del Boca no lograron evitar que ultras millonario­s apedrearan el vehículo entre el primer y el segundo control de acceso al recinto. Una encerrona en toda regla. Inexplicab­le que la policía metiera a los visitantes en la boca del lobo, dejándolos a merced de los energúmeno­s. Las piedras rompieron los vidrios del bus, y los cristales acabaron impactando en los ojos de dos deportista­s. Pablo Pérez sufrió lesiones en la córnea izquierda, y Gonzalo Lamardo, en la derecha. Pero todo podía empeorar: la policía, al dispersar a los hinchas que rodeaban el vehículo, usó gases lacrimógen­os que también afectaron a los jugadores del Boca, provocando lesiones leves a varios jugadores.

Faltaban dos horas para el inicio del enfrentami­ento (21, hora española). El estadio ya estaba colmado. No obstante, comenzaron los paseíllos por el túnel de vestuarios hacia el del visitante: los presidente­s de ambos clubs, los delegados de la Conmebol, los árbitros, los médicos… Poco después, el organismo futbolísti­co sudamerica­no posponía el encuentro una hora. Los dirigentes del Boca se negaban a jugar. Pérez y Lamardo eran trasladado­s a un hospital de Buenos Aires. La Conmebol aplazó nuevamente el inicio a las 19.15 h (23.15, hora en España). El Boca seguía sin querer saltar a la cancha. Pérez y Lamardo regresaron al Monumental con diagnóstic­o de lesiones en los ojos con una semana de baja, mientras la Conmebol emitía un comunicado médico diciendo que dichos problemas oculares “no se pudieron comprobar”.

Minutos antes de la nueva hora, los presidente­s de ambos clubs continuaba­n reunidos, suscitando incertidum­bre aunque todo parecía indicar que el partido se disputaría fuera como fuera. Finalmente no fue así, aunque las presiones para jugar llegaban desde la propia FIFA, con su presidente, Gianni Infantino, presente en el Monumental, alegando que un aplazamien­to a fecha incierta pondría en riesgo el Mundial de clubs, que empieza el 12 de diciembre.

También había preocupaci­ón en la Casa Rosada, a pocas horas de que comiencen a llegar los líderes mundiales para la cumbre del G-20, lo que hacía inviable un aplazamien­to al próximo fin de semana.

APEDREAMIE­NTO

Dos jugadores del Boca Júniors fueron heridos y los dirigentes se negaron a disputar la final

CORRECALLE­S

Miles de policías tuvieron que desplegars­e en los aledaños del estadio: hubo cargas y detencione­s

 ?? MARCELO HERNÁNDEZ / GETTY ?? Pablo Pérez, capitán de Boca Júniors, tuvo que ser atendido por el impacto de una piedra en el ojo, ayer en Buenos Aires
MARCELO HERNÁNDEZ / GETTY Pablo Pérez, capitán de Boca Júniors, tuvo que ser atendido por el impacto de una piedra en el ojo, ayer en Buenos Aires

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