La Vanguardia

Los pactos condiciona­n el tramo final de la campaña en Andalucía

Susana Díaz bascula entre la alianza con Cs y Adelante Andalucía

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Cs avisa que no van a volver a investir a Díaz; Adelante Andalucía sólo acepta pactos puntuales

Ningún partido querrá el coste de pactar con el PSOE cuando salga la sentencia de los ERE

La campaña andaluza entra en su recta final con las mismas incertidum­bres con las que arrancó. Nadie conseguirá la mayoría absoluta, y el futuro dependerá de los pactos que se puedan alcanzar tras el 2-D. Los días de caravana electoral, abrazos y mítines suponen un gran esfuerzo para los candidatos, que esperan que su sacrificio se vea recompensa­do en las urnas, pero la dicha no será completa. Susana Díaz, si finalmente gana, como apuntan todos los sondeos, tendrá que fajarse a fondo para poder seguir gobernando. La reedición del acuerdo con Ciudadanos parece en este momento imposible, mientras que las condicione­s de Adelante Andalucía suenan a draconiana­s.

Los datos de todas las encuestas sitúan al PSOE como triunfador de las elecciones. Pero indican que Susana Díaz necesitará apoyo externo para mantener la presidenci­a. La única combinació­n que desbaratar­ía este panorama sería un acuerdo Ciudadanos-PP, si suman 55 diputados, la mayoría absoluta del Parlamento. Una posibilida­d que a estas alturas no concede ninguna de las decenas de encuestas que se han hecho públicas.

José Manuel Villegas, número dos de Cs, reiteró ayer que su formación no va a permitir que Díaz siga en San Telmo si de ellos depende. Villegas matizaba así unas declaracio­nes de Albert Rivera, el domingo en Málaga, que habían abierto la puerta a las especulaci­ones. “Peor que 40 años del PSOE son cuatro años de Podemos”, dijo el líder de la formación naranja.

Con la vista puesta en los difíciles pactos, Susana Díaz encara los últimos días de campaña con el objetivo de no perder demasiados votos respecto al 2015, cuando logró un 35,9% de los sufragios y 47 diputados. Si hace tres años y medio le costó 80 días lograr la investidur­a, las perspectiv­as tras el 2-D son peores. Por ello, la candidata socialista insiste en que quiere sacar “una mayoría amplia que permita formar un gobierno monocolor para que nadie pueda caer en la tentación de bloquear a esta tierra”.

Díaz sabe que sobre su cabeza tiene la espada de Damocles de un hipotético adelanto de las elecciones generales, lo que llevaría a una situación muy similar a la de marzo del 2015: bloqueo del resto de las formacione­s a la espera de la celebració­n de esos comicios.

Las intencione­s son claras por parte de los líderes estatales que participan en la campaña. Para Pablo Casado, “las elecciones andaluzas son la primera vuelta de las generales”; para Rivera, “una oportunida­d para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa”; para Pablo Iglesias, “el futuro de España pasa por Andalucía”.

“Espero que nadie se esté planteando trueques y bloquear Andalucía”, ha advertido al respecto la candidata socialista. Pero Díaz tiene otro problema, que puede dificultar su investidur­a, y este sí que tiene “acento andaluz”: que ningún partido quiere estar en la foto junto al PSOE de Andalucía cuando se haga pública la sentencia de los ERE.

Ante ese escenario de división parlamenta­ria, con dos bloques muy igualados a los que podría sumarse la irrupción de Vox, los votantes socialista­s se encuentran también divididos, aunque muestran una cierta inclinació­n a pactar con Adelante Andalucía antes que a reeditar el acuerdo con Ciudadanos.

Antonio Maíllo, el líder de Izquierda Unida integrado en Adelante Andalucía, sólo prevé acuerdos concretos con el PSOE, pero no aclara nada sobre la investidur­a. Por si la coalición de izquierdas tuviera alguna pretensión de buscar una solución a lo CUP, es decir, apoyar al PSOE siempre y cuando Susana Díaz diera un paso al lado, los dirigentes socialista­s lo tienen muy claro: no van a entregar la cabeza de su líder para conseguir la investidur­a, y si se diera esta circunstan­cia, volverían a convocar elecciones.

Los cuatro candidatos celebraron anoche el segundo debate electoral. Más novedad hubo fuera que dentro del estudio. El portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, llegó al debate en un autobús novedoso donde se podía leer “Se ríen de nosotros, se ríen de España”, con las imágenes de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Pedro Sánchez y Susana Díaz.

 ?? JULIO MUÑOZ / EFE ?? El debate. De espalda, Juan Marín (Ciudadanos), Susana Díaz (PSOE), al lado Teresa Rodriguez (Adelante Andalucía) y Juan Manuel Moreno (PP), en el debate celebrado ayer en las instalacio­nes sevillanas de la televisión pública
JULIO MUÑOZ / EFE El debate. De espalda, Juan Marín (Ciudadanos), Susana Díaz (PSOE), al lado Teresa Rodriguez (Adelante Andalucía) y Juan Manuel Moreno (PP), en el debate celebrado ayer en las instalacio­nes sevillanas de la televisión pública

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