La Vanguardia

Valentí Oviedo

DIRECTOR GENERAL DEL LICEU

- MARICEL CHAVARRÍA

El director general del Liceu, Valentí Oviedo (40), quiere seducir al público y aumentar el número de abonados de forma que las ventas estén garantizad­as y eso permita trazar una programaci­ón artísticam­ente más arriesgada y formativa.

Han transcurri­do seis meses desde que Valentí Oviedo (Manresa, 1977) dejó su breve gestión al frente del Icub para asumir la dirección general del Liceu, cargo que dejaba vacante Roger Guasch. Durante este periodo ha podido analizar cuáles son las necesidade­s del teatro.

¿Cómo se ha encontrado la casa financiera­mente hablando?

Está ordenada. La temporada 2018-19 acabará con resultado positivo. Sin duda fue importante la labor del presidente, Salvador Alemany, de sentar a todas las administra­ciones y lograr que el Gobierno central aportara los 3,5 millones de euros que tenía pendientes. Eso permite una estabilida­d financiera y poder afrontar el proyecto con normalidad, haciendo las inversione­s que requiere el teatro.

¿El siguiente paso es la ambición?

Efectivame­nte. Roger Guasch y Christina Scheppelma­nn han hecho en esos años de crisis un trabajo de resistenci­a, y ahora se trata de volver a conectar el Liceu con la sociedad catalana y la ciudad. Para lo cual hay que recuperar la ambición que dio origen al teatro hace 172 años, cuando los industrial­es deciden que Barcelona debía ser rica también intelectua­lmente. El Liceu mantuvo esa actitud contemporá­nea, Stravinski o Strauss dirigían la orquesta... Hay que honrar a quienes lo impulsaron.

¿Cómo va a hacer eso?

Pues volviendo a seducir y sugestiona­r a la gente; hay que intentar que se vuelvan a abonar, porque abonarse significa también volver a confiar en la institució­n, quererla, pensar que vale la pena formar parte. Con una base importante de abonados puedes incorporar un cierto riesgo y no depender de programas más conservado­res que se vendan entrada a entrada. La temporada 2019-20 será un recuerdo al pasado e intuirá cosas de futuro, y será atractiva como para alentar a la gente a abonarse. Saber a quién nos dirigimos y cómo nos explicamos forma parte de esa actitud contemporá­nea y enraíza con los valores de la ciudad, innovadora y creativa, que quiere que la miren con respeto y reconocimi­ento. El teatro tuvo su época dorada de grandes voces propias, Caballé, Carreras, Plácido, y luego la época de los directores de escena, Calixto, La Fura... Se ambicionab­a salir de aquí al mundo.

¿Cómo valora la dirección artística de Scheppelma­nn? Se hizo lo que se podía hacer con el presupuest­o y los condiciona­ntes que había. La seducción sobre el abono de temporada no sólo tiene que ver con la programaci­ón sino con qué espíritu la explicas. El próximo semestre tenemos una atractiva producción de Pêcheurs de perles, una Luisa Miller con Beczala y Radvanovsk­y, una Giocconda, que es la producción más cara del Liceu, una Rodelinda que cerró con grandes aplausos la temporada del Real. ¿Lo hemos explicado bien eso? ¿Hemos seducido a la gente con lo que había? ¿A quién queremos seducir? Hay una gran parte que depende del cómo y no del qué.

¿Qué hay de la política de precios?

Hay tres zonas del teatro que por el porcentaje de ocupación tienen un precio demasiado alto. Lo bajaremos. Y el abono no puede significar sólo un 4% de descuento.

Guasch contuvo la renovación de la orquesta. Usted ha dado el sí...

El maestro Pons es un activo importante para el teatro y ahora su motivación es extraordin­aria. Es necesario poder ambicionar. Hemos dado luz verde a tres plazas nuevas, solistas de viento y cuerda.

Usted es músico y como gerente de L’Auditori se implicó en propuestas artísticas. ¿Qué garantías tendrá el nuevo director artístico de que no habrá ingerencia­s por su parte?

Sólo propongo temas cuando son necesarios para el desarrollo de públicos, o por ejemplo digo que necesitamo­s un relato o una política agresiva para menores de 35.

¿Qué pasará con la danza?

Me ha sorprendid­o la forma como se configura el calendario del Liceu. Es inevitable que la sala grande se use para ensayar las óperas, y al final el ballet sólo tiene huecos: septiembre, julio; es complejo. A partir del 2022 queremos programar cuatro títulos, además hoy en día hay muchas óperas que combinan danza y ópera.

¿El antiguo Espai Liceu, ahora Òpera Samfaina, sería un espacio utilizable?

La empresa que tenía Òpera Samfaina está en proceso de liquidació­n. Cuando se resuelva, en principio la recuperare­mos.

¿Se plantea una compañía de ballet en residencia o externa?

Está sobre la mesa, pero ¿cuál? ¿Sería con concurso? ¿Dónde ensayarían...?

¿Le preocupa que la fuga de empresas a Madrid le deje sin ejecutivos de nivel para patrocinio­s?

No detecto un problema. Muchas empresas están interesada­s en Catalunya y respaldan al Liceu, tengan o no su sede aquí. Catalunya no deja de ser el 20% del PIB.

NUEVOS RETOS

“Hay que recuperar la ambición que dio origen al teatro hace 172 años, honrar a quienes lo impulsaron”

PATROCINIO­S

“No detecto un problema en la marcha de empresas a Madrid, hay muchas interesada­s en Catalunya”

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ÀLEX GARCIA Hace seis meses que Valentí Oviedo dejó la –breve– dirección del Icub para asumir la dirección general del Gran Teatre

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