La Vanguardia

Unión contra el PSOE

Sectores minoritari­os del PP proponen alianzas preelector­ales para las municipale­s

- CARMEN DEL RIEGO

El PP apela al voto útil para intentar desactivar la sangría de votos a favor de Vox.

En el Partido Popular están convencido­s de que Andalucía será el ejemplo del que podrá servirse en el futuro para subrayar la importanci­a de que la derecha vaya unida y no se fragmente dándole el Gobierno a la izquierda.

Esa es una idea mil veces repetida por el presidente del PP, Pablo Casado, que puede coger fuerza con el resultado de las elecciones andaluzas. Aunque apenas ninguna encuesta arroja la posibilida­d de que las derechas sumen para gobernar y desbancar a Susana Díaz de la presidenci­a de la Junta de Andalucía, lo que ocurra en ellas dará más argumentos al PP, que ya piensa, no sólo en las elecciones generales, sean cuando sean, sino en las municipale­s y autonómica­s.

De hecho, este será uno de los argumentos que utilizará el PP en Madrid en los comicios que se avecinan. De acuerdo con este guión, Manuela Carmena ha sido alcaldesa de Madrid durante cuatro años porque ya entonces se fragmentó el voto de la derecha, lo que benefició a la izquierda.

No se trata sólo, aseguran en el PP, de que el reparto de voto entre los populares y Ciudadanos restaran escaños, sino que, según sus cuentas, si los votos que fueron en 2015 a Vox hubieran ido al PP, Esperanza Aguirre hubiera obtenido el escaño número 22, que hubiera supuesto la mayoría absoluta para el centro derecha. Sólo le separó de ese escaño ansiado poco más de 3.000 votos.

En aquella ocasión, el PP consiguió 563.292 votos, el 34,55 por ciento, y 21 concejales, mientras que Ahora Madrid y Manuela Carmena obtuvieron 519.210, el 31,85% y 20 concejales, que sumados a los 9 del PSOE, dio la alcaldía a la izquierda. Ciudadanos, con el 11,41% y 186.059 votos, logró 7 escaños. El voto a Vox supuso más de 9.000 votos “perdidos”, al igual que los 29.823 que obtuvo UPyD, y que sin embargo no se tradujeron en concejales y fueron a parar al sumidero mientras la izquierda se hacía con el poder en la alcaldía de Madrid.

Es un mensaje que el PP trata de que cale en los españoles, no sólo ahora en las elecciones andaluzas, donde Vox puede obtener un buen resultado en votos que pueden no traducirse en escaños. De nuevo, afirman, el beneficio será para el PSOE y quizás también para Adelante Andalucía.

Lo mismo ocurriría en las elecciones generales, según las cuentas del PP, donde Vox puede arañar votos de los populares en muchas provincias, y obtener un sólo escaño, que podría ser por Madrid, pero al final, reducir las posibilida­des que tendría el PP de obtener escaños en muchas provincias, que en la actualidad obtuvo por muy escaso margen y que podrían ir a parar, por los restos, a Podemos.

Esta situación es la que llevó a Pablo Casado, hace unas semanas, a plantear un frente común de lo que el PP llamó partidos constituci­onalistas, aquellos a los que une la defensa de la unidad de España, la soberanía nacional, y una concepción liberal de la economía. Aunque aquel encuentro acabó sin ningún acuerdo concreto de acción conjunta desde la oposición, dadas las suspicacia­s de Ciudadanos, que envió una tibia representa­ción, Pablo Casado espera que pueda ser el germen de una futura colaboraci­ón, que garantice más unidad en la derecha.

El propio secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, se refirió ayer a esta situación, hablando de Andalucía, pero ampliándol­o a toda España: “Lo que no puede ocurrir es que todo lo que esté a la derecha del PSOE esté fragmentad­o”, dijo, porque “no podemos copiar la mercancía averiada de la izquierda. No podemos copiar lo que la izquierda viene haciendo tanto tiempo, que es fragmentar­se”.

De hecho, una de las prioridade­s de José María Aznar cuando se hizo cargo del PP en 1990, fue la unidad de la derecha, aglutinand­o en torno al PP a los partidos que hasta ahora estaban divididos en diferentes

El PP utilizará el caso de Madrid, en el que Vox le quitó la mayoría absoluta a Aguirre, para llamar a la unidad

siglas: Alianza Popular, PDP o Partido Liberal, además de incorporar al PP a muchas derechas regionalis­tas que existían entonces.

Pablo Casado aspiraría a lo mismo, a aglutinar en torno al PP a todas esos partidos conservado­res que ahora están disgregado­s, algo que Aznar le reprochó a Mariano Rajoy en su última etapa.

En este sentido, incluso hay en el PP algún sector, minoritari­o, que sería partidario de intentar alianzas preelector­ales con Ciudadanos, para que la unión de los votos del centro-derecha sea más efectivo a la hora de frenar a la izquierda, y más concretame­nte al PSOE. Una postura en la que no está el presidente del PP, Pablo Casado, que quiere mantener, por encima de todo, la identidad del PP.

Algo parecido ocurre en Barcelona, donde Casado está empeñado en concurrir a las elecciones municipale­s con sus propias siglas, en vez de incorporar­se a la plataforma inspirada por Ciudadanos y que encabeza el ex primer ministro francés Manuel Valls. En todo esto tendrá una influencia importante lo que ocurra en Andalucía y el análisis del voto en cada provincia.

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DANIEL PÉREZ / EFE Teodoro García Egea, secretario general del PP, en un acto electoral en Málaga

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