La nueva Catalunya
Es una realidad política que alrededor del ochenta por ciento de la sociedad catalana expresa en términos de deseo, necesidad, urgencia o justicia que Catalunya reciba un trato mejor; en consecuencia, este es el contexto que analizar para trazar una duradera solución política orientada a superar el conflicto entre Catalunya y España. Este ochenta por ciento de la sociedad catalana define un movimiento/ espacio transversal que desborda los márgenes del ámbito político, supera el marco autonómico actual y busca explorar los límites del cosoberanismo. Esta mayoría social catalana necesita una urgente respuesta del Estado español. Representa una corriente social inseparable de la voz política de Joan Maragall, que ya observó hace más de un siglo: “Si en el centro de España pudiera aparecer un poder moderador con serenidad y habilidad para educar y armonizar todas las fuerzas que quedan en la nación e integrarlas en la España nueva, el catalanismo sería una de las más considerables y se convertiría en un poderosísimo elemento de reconstrucción”. La nueva España sigue siendo reclamada por la sociedad catalana que, desconcertada, está viendo que el problema catalán es abordado por las fuerzas políticas españolas como un simple caladero de votos para ganar elecciones, como está ocurriendo en las andaluzas, y no desde una clara propuesta reformadora.
Una de las grandes confusiones que se dan en la política española es pretender separar a aquellos catalanes que han trazado la historia política de Catalunya desde la moderación y que han primado el carácter práctico que representa alcanzar el diálogo para favorecer intereses económicos y sociales, de aquellos de espíritu romántico inclinados a los mitos del pasado. Hoy, ambas realidades se entrelazan, se orientan unas a otras, se buscan para alcanzar un objetivo común orientado a superar la actual situación con más Catalunya y no con menos Catalunya. Intentar pactar una solución duradera sin advertir que en el sueño independentista también cabe un independentismo reversible dispuesto a ceder en aras de alcanzar un acuerdo beneficioso para Catalunya es interpretar erróneamente que el catalanismo moderado es suficiente para poder alcanzar un pacto duradero. Los partidos políticos españoles necesitan nuevas respuestas a las viejas preguntas que lleva formulando el catalanismo desde finales del siglo XIX y que se centran en demostrar que más Catalunya no tiene porqué implicar menos España, sino todo lo contrario.