“¿Tres semanas más?”
Las salas de espera de las consultas aparecían vacías salvo para urgencias, pero había cola para concertar nuevas citas
Rafael muestra un mensaje del domingo por la noche en su móvil. Su equipo de atención primaria le avisaba de que a las diez y media tenía visita con su médico. Sabía de la huelga que empezaba ayer, pero al recibir el mensaje pensó que sí le atenderían, por fin “después de cuatro semanas de espera”.
Tiene que reprogramar su cita, le comentaban los demás usuarios del CAP de la calle Manso, uno de los grandes centros de atención primaria de Barcelona donde ayer prácticamente sólo estaban los médicos de servicios mínimos.
“Pero mira, tengo más de 40 números por delante”. Cuatro administrativos atendían esos turnos intentando buscar nuevos huecos en las agendas de los médicos. Y sólo es el primero de los cinco días de huelga posibles. “Y qué, ¿me darán cita para dentro de otras tres semanas? No lo entiendo. Estoy pendiente de pruebas para un problema y tomo medicación para otro. Pero tomo medicación de la del punto negro (psicotrópicos) y habrá que revisarla ¿no?”, insiste incrédulo Rafael sumando semanas.
La sala de espera de pediatría era sin duda la más llena de urgencias. “Algunos se han enfadado, pero la gente lo entiende”, asegura una administrativa. Comprensión en el primer día. Y entre los compañeros. “Ya veremos como esto se alargue”, reconoce un médico de familia de Sant Boi. “Si vienes a por un informe, habitualmente no puedes permitirte esperar mucho”.
Las urgencias se atendían al 100%. Las consultas, al 25%. En el CUAP (centro de urgencias de atención primaria) de Manso no se veían muchos más pacientes
Los pacientes recibieron el domingo el recuerdo de una cita concertada que la mayoría no tuvo
que otro día, pero sí situaciones confusas. Un familiar muy mayor que no puede salir de casa y sobre el que se necesita consultar algo. ¿Servicios mínimos del CAP?, ¿servicios completos del CUAP? ¿Es una urgencia? ¿Puede venir alguien a casa hoy?
“Mi ginecóloga hoy está de servicios mínimos, así que me ha dicho que podrá atenderme como estaba programado”, explica satisfecha una usuaria. “Yo también he tenido suerte: tengo visita con mi enfermera”, comenta otra paciente que se ayuda con muletas. “El lío vendrá después. Vamos a tener que tragar mucho”, reconocen los huelguistas. Sus pacientes volverán reprogramados.