La Vanguardia

Poliédrico, pasional y perico

JUAN SEGURA PALOMARES (1931-2018) Periodista y crítico taurino

- PACO MARCH

Añádanse a las tres p del título, otra, la de periodista. Y a ellas, la t de toros. Tendremos así un perfil aproximado de Juan Segura Palomares.

Palo, como le llamaron amigos y compañeros, ha muerto en su Barcelona natal luchando hasta el final contra la nube negra de la desmemoria. Una paradoja para quien era capaz de articular largos discursos sin leer una sola nota y salpicar reuniones, charlas, cenas, con su prodigioso caudal de nombres, fechas, anécdotas y citas.

Segura Palomares antes que periodista quiso ser actor, llegando a figurar en la compañía de Alejandro Ulloa. Después pasó a la de Antonio Vico y de regreso con Ulloa estuvo en el reparto del Don Juan representa­do en el Teatre Borràs. De esa época data su gran amistad y larga relación con Mario Cabré, que toreaba poesía.

De actor a periodista, vía Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona. Inicio de su larga singladura en la mayor parte de las cabeceras de la prensa barcelones­a, de La Prensa yla Soli al Tele/ eXpres y Diario de Barcelona ,en aquellas viejas redaccione­s hechas de humo, tecleo sobre pesadas máquinas, urgencias, gritos y risas y en las que Palo pronto fue referencia por su cultura, bonhomía y, también, ocasional iracundia. Admirador de Manuel del Arco, una de sus mayores satisfacci­ones llegó en 1971 cuando, tras ganar el premio Nacional de Teatro Ciudad de México con su obra El cuarto poder, Del Arco le hizo protagonis­ta de su Mano a Mano

en La Vanguardia.

Estuvo en los inicios de Radio Juventud, también en el primer Salón Náutico de Barcelona como jefe de prensa. Se interesó vivamente por el conflicto del Sáhara y escribió El Sáhara, razones de una sinrazón. Y, en un coqueteo con la política de partidos en la recién estrenada democracia, participó en la génesis de Concordia Catalana, con Juan Antonio Samaranch al frente y de efímera vida.

Y si el periodismo fue una de sus pasiones, la trilogía la completan el fútbol y los toros, siempre con la familia por delante.

Más que el fútbol en sí, su pasión fue el RCD Espanyol, del que en 1974 escribió su historia; en 1999, la letra de su actual himno, y un año después, el Libro del centenario. Asesor personal de Juan Vilá Reyes, presidente fundamenta­l (1967-1969) en la historia blanquiazu­l hasta su caída en desgracia por un oscuro asunto (Matesa) con trasfondo político; fue vicepresid­ente en la junta de Manuel Meler; creó el primer gabinete de comunicaci­ón de un club de fútbol y luego colaboró con distintas directivas, guiado siempre por un incondicio­nal amor a los colores que llevaba en el alma.

Y también en su alma, respondien­do a los latidos de corazón tan apasionado, el toreo. En su libro Desafío al presente (1990) hace un recorrido tanto por su propia biografía como aficionado (llegó a torear en festivales que Balañá organizaba en la Monumental) y crítico taurino, como por la historia del toreo en Catalunya y anticipa, quizá sin saberlo entonces, algunas de las causas de la actual situación. Vio torear en Las Arenas y la Monumental a los más grandes, desde Ortega, Manolete y Parrita (cartel de su primera vez, con catorce años) hasta José Tomás, Juan Mora y Serafín Marín en aquella tarde final de tristeza y rabia de la Mercè del 2011. Fue presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya y asiduo a las tertulias del Tendido 2 que, auspiciada­s por el arquitecto y crítico taurino de La Vanguardia Antoni González, se celebraban mensualmen­te y durante años en Casa Leopoldo.

En recuerdo de ellas y de tanto, de los brindis por los toros y la vida, alzo mi copa mientras, húmedos los ojos, leo su Romanç de l’estrella i la lluna: “La vida és un toro brau/ que té mala escomesa./ Cal allunyar-la del pit/ amb una llarga torera”.

 ?? PATRICIO SIMÓN / ARCHIVO ??
PATRICIO SIMÓN / ARCHIVO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain