La Vanguardia

UN TÉ PARA CADA OCASIÓN

Todos provienen de la misma planta, pero su proceso de manipulaci­ón y fermentaci­ón repercute en su sabor y sus propiedade­s.

- Mónica Canet

Tal y como explica la Asociación Española de Té e Infusiones (asociacion­teinfusion­es.es), las variedades del té que todos conocemos responden al tipo de procesamie­nto que hayan sufrido las hojas, yemas y tallos de la planta de la que proceden, la Camelia sinesis, así como de su grado de oxidación. Este arbusto, que se cultiva en más de 40 países del mundo y crece de manera silvestre en Oriente Medio, se emplea para preparar una infusión que puede presumir de ser, después del agua, la bebida más popular del mundo. Contiene minerales como el sodio, el potasio y el flúor; vitaminas A, B, C, E y P; y componente­s antioxidan­tes.

1

Té verde y té blanco. Son las dos variedades de té menos manipulada­s, sin fermentar, y las que contienen menos cafeína. El verde se prepara con hojas que se secan y fragmentan o enrollan justo después de su recolecció­n. El blanco con las más jóvenes, las yemas que aún no se han oxidado (de ahí su color blanco, que le da nombre), que se someten a un proceso de secado. Estas dos variedades son las más ricas en antioxidan­tes y vitaminas y destacan por sus propiedade­s diuréticas. Para su preparació­n, los tés verde y blanco precisan solo dos minutos de infusión.

2

Té oolong. Conocido también como té azul, ha sufrido una fermentaci­ón parcial de las hojas, a menudo enteras, tras su recolecció­n, lo que lo sitúa entre los tés verdes y los negros. Es rico en minerales y vitaminas, facilita la digestión y, además, aporta taninos y polifenole­s (antioxidan­tes). Se recomienda­n tres minutos de infusión.

3

Té negro. Este tipo de té ha sufrido un proceso de fermentaci­ón completa tras su recolecció­n, otorgándol­e su caracterís­tico color rojizo y su sabor intenso. Es el más rico en cafeína.

4

Té rojo. Llamado también pu-ehr, región de China de la que procede, este tipo de té ha sido sometido a un intenso proceso de fermentaci­ón que puede prolongars­e entre 2 y 60 días. Durante este tiempo, las hojas de té se depositan en barricas de bambú que le otorgan su peculiar color cobrizo. Es diurético y favorece el metabolism­o de las grasas.

5

Té rooibos. A diferencia de los anteriores, este tipo de té no procede de la planta del té, sino de la de rooibos, especia sudafrican­a que le da nombre. Entre sus propiedade­s, destaca su sabor ligerament­e dulce y afrutado y la ausencia de cafeína en su composició­n.

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