Dependencia juvenil
El 63% de los jóvenes de entre 24 y 29 vive con sus padres, un 6% más que en el 2009
Los jóvenes españoles se encuentran en clara desventaja respecto al conjunto de los europeos en cuanto al desarrollo personal y se emancipan mucho más tarde.
La situación de la juventud española no cambia. Si bien es cierto que mejoran los índices relativos a educación, el nivel de salud y el uso de las nuevas tecnologías, la realidad es que los jóvenes de este país se encuentran en clara desventaja con sus colegas europeos en cuanto al desarrollo personal.
La extensión de la precariedad laboral, con sus bajos sueldos, la temporalidad y la oferta impuesta de empleos parciales, impiden a los jóvenes emanciparse antes de los 30 o 34 años, con lo que ello conlleva de frustración para una generación, la más preparada de la historia tal y como se repite una y otra vez por su nivel formativo, pero impedida a continuar con su ciclo vital. Actualmente, la edad media para abandonar el hogar familiar se aproxima a los 31 años, tres más que hace una década. El porcentaje de jóvenes de entre 20 y 24 años emancipados apenas alcanza el 8% frente al 30% de la UE y entre los de 24 y 29 años, el 63% vive aún con sus padres, un 6% más que en 2009.
Así lo indica el Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado (ISDJC-2018), elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad en el marco del ProyectoScopio, centrado en la recopilación y obtención de datos para el análisis de la realidad y socialización juvenil. El índice está elaborado a partir de datos relativos a educación, empleo, emancipación, vida (mortalidad, fecundidad, accidentes y suicidios) y uso de las tecnologías y en él se ofrece una fotografía fija que permite comparar de manera transversal el estado de la juventud española con la europea y también entre comunidades autónomas.
El resultado del índice es descorazonador, porque pese a la recuperación económica, la realidad es que los jóvenes españoles siguen encontrándose a la cola en el índice general: la posición 35 de 39 del ranking, sólo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía. España ocupaba el puesto 36 en el 2017.
Esa mínima mejoría se explica en los buenos datos obtenidos en el manejo y uso de las tecnologías, en la educación (el nivel formativo sigue aumentando) y en la salud, aunque en este punto los autores del informe reconocen que esto tiene que ver en parte con la permanencia en el hogar familiar, donde el cuidado de los progenitores mejora la calidad de vida del joven.
La mala posición española en el ISDJC 2018 tiene que ver funda- mentalmente con los resultados obtenidos en las variables de empleo y emancipación que lastran el resultado global del índice. Si bien en empleo tiende lentamente a mejorar, en cuestiones de emancipación la brecha parece agrandarse en 2018 aún más.
Y aunque el tema de la emancipación no se explica únicamente por la capacidad económica del joven, tiene mucho que ver. En empleo, España aún está lejos de alcanzar los niveles de desarrollo precrisis (año 2009) y en el 2018 existen cuatro datos determinantes de su mala posición en el ranking específico. El desempleo sigue siendo alto (29,40% en España frente a 13,20% en la UE), pero los que trabajan se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad: España tiene la mayor proporción de población joven que trabaja con contrato temporal de toda la UE mientras que el 64,20% de jóvenes que trabajan a tiempo parcial lo hacen de manera involuntaria porque el mercado laboral no les permite incorporarse a tiempo completo.
España, en el puesto 35 de 39 en índice de desarrollo juvenil, por delante de Rumanía, Bulgaria, Italia y Grecia