El juez que investiga las cargas del 1-O imputa a otros cuatro policías
La investigación de las cargas de la Policía Nacional durante el referéndum del 1 de octubre del 2017 avanza a buen ritmo. Cada semana el juez de instrucción 7 que dirige las pesquisas imputa a nuevos agentes que logran ser identificados a partir de los vídeos que se grabaron durante la jornada y cuya actuación podría rebasar los límites de la proporcionalidad.
Así, ayer el juez citó a declarar como investigados a cuatro antidisturbios que actuaron en la escuela Ramon Llull de Barcelona, uno de los puntos en los que se iniciaron las cargas policiales y donde se registraron los enfrentamientos más virulentos, que culminaron con el uso de material antidisturbios como pelotas de goma que provocaron que un manifestante perdiera la visión de un ojo fruto del impacto.
Los agentes citados son un jefe de unidad y tres escopeteros, con lo que el número de agentes investigados se eleva a 29. La comparecencia se llevará a cabo el próximo 17 de diciembre y pretende determinar el agente que disparó contra el manifestante que perdió la visión. Justo ese mismo día, el juez tiene previsto interrogar también en calidad de investigados a otros dos agentes de la Policía Nacional que formaban parte de los dispositivos que se desplegaron en los centros Prosperitat y Escoles Pies de Barcelona.
Se da la circunstancia de que pocos días después, el 21 de diciembre, también está citado a comparecer Roger Español, el hombre que sufrió la pérdida de la visión. En su caso, figura en el procedimiento con la condición de víctima y de imputado, puesto que aparecía en una grabación lanzando una valla contra la línea policial.
Hasta la fecha, todos los agentes de la Policía Nacional han declarado que el 1-O se enfrentaron a una masa violenta y hostil. Una de las declaraciones más llamativas fue la de un inspector jefe que aseguró que sus agentes emularon “el paso de las Termópilas” –batalla en la que los griegos ganaron a los persas en la segunda guerra médica–, situándose en una calle estrecha ante una puerta lateral del centro en el que debían intervenir. En aquella comparecencia, dos investigados más afirmaron que no recibieron ninguna orden de cargar y que la única instrucción consistió en entrar y salir rápido de los colegios para que no se concentrara más gente.
En uno de los primeros interrogatorios, los agentes aseguraron que nunca habían visto una masa tan “violenta, agresiva y hostil” que les mostraba odio y los insultaba con gritos de “votaremos” y “somos gente pacífica”. Para ello, según revelaron un grupo de antidisturbios, en algunos casos emplearon técnicas de artes marciales para reducir, por ejemplo, a una mujer que estaba en estado de “nerviosismo y agitación”. La maniobra que utilizaron se llama Atemi y consiste en dar golpes rápidos y secos en diversas partes del cuerpo y actuar sobre puntos de dolor.