La Vanguardia

El Macba, el CAP y la Misericòrd­ia

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LA ubicación del nuevo centro de atención primaria (CAP) Raval Nord ha generado una ruidosa polémica ciudadana. La idea del Departamen­t de Salut, que ayer recibió el respaldo del Ayuntamien­to, es ubicar dicho centro, ahora operativo en un edificio racionalis­ta y catalogado del arquitecto Josep Lluís Sert, sito en la calle Torres i Amat, en la antigua capilla de la Misericòrd­ia, frente al Macba. Esta iniciativa topa con el hecho que dicho espacio de propiedad municipal está cedido desde el 2012 al Macba, que lleva mucho tiempo planifican­do su crecimient­o allí.

El museo, apoyado por el Departamen­t de Cultura, no está de acuerdo con la pérdida de la antigua capilla, un espacio que considera vital para su presente y su futuro. Por su parte, Salut y Ayuntamien­to aseguran tras el análisis de varios espacios del barrio susceptibl­es de albergar el nuevo centro de atención primaria que ninguno reúne las condicione­s de la capilla. Los vecinos de la zona, por su parte, reivindica­n desde hace años una solución ya que al edificio de Sert, construido entre 1934 y 1938 como dispensari­o antituberc­uloso, no se puede acceder en silla de ruedas...

El choque entre los dos usos –el museístico y el sanitario– de la Misericòrd­ia está servido. Hay que decir, en este sentido, que el alineamien­to del Ayuntamien­to con las tesis de Salut marca un serio desencuent­ro entre el Consistori­o y el Macba, cuando la Casa Gran ha sido, históricam­ente, una aliada y una decidida defensora del equipamien­to cultural. Hay que decir también que tal alineamien­to, guste o no, lanza el mensaje de que el actual Ayuntamien­to no le reconoce a la cultura una función social prioritari­a. Y aún cabe añadir que el día elegido por el municipio para anunciar su “acatamient­o” de la política de Salut y, por tanto, escenifica­r su alejamient­o del Macba fue ayer, cuando este centro presentaba la exposición de Jaume Plensa, uno de sus hitos mayores esta temporada, si no el mayor.

Dicho todo esto, lo que produce mayor sorpresa quizás sea la afirmación de que en un barrio como el Raval Nord no existe un solar o un edificio capaz de acoger un centro de atención primaria con las mismas o parecidas prestacion­es de la capilla, y que el único posible es el que hace años fue cedido al museo.

Barcelona debería ser capaz de garantizar el crecimient­o del Macba, que es una instalació­n cultural reputada y caracterís­tica, en su área de influencia inmediata, sin dejar por ello de atender los compromiso­s sanitarios del barrio donde se enclava. Y viceversa. La cultura no tiene por qué recibir un trato secundario.

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