La Vanguardia

La república

- Pilar Rahola

Sostengo la mayoría de afirmacion­es que el portavoz adjunto de JuntsxCat, Eduard Pujol, dijo en Ràdio 4 y que le han traído algún dolor de cabeza. Tiene razón, aunque sea una razón que no quieran reconocer quienes sólo ven males a los independen­tistas y aprovechan el malestar de los sectores en huelga para usarlos como ariete contra el Govern. Forma parte de la lógica de la oposición, hacer demagogia con los temas más acuciantes.

Y, además, todos estos que van con la bandera española en la boca nunca reconocerá­n que la falta de soberanía de Catalunya, sumada a la situación precaria de las arcas públicas, a raíz del grave déficit fiscal que sufrimos, de las deudas pendientes del Estado y de la aplicación del 155, interviene­n directamen­te en la resolución de los conflictos sociales. Y que no aproveche ahora el PSOE para decir que hay que votar sus presupuest­os, cuando su Gobierno no ha pagado ni una deuda de las muchas que se deben a Catalunya. Eduard Pujol decía, pues, que con la república tendríamos una situación saneada, que permitiría tener recursos para resolver las actuales deficienci­as sociales, y, personalme­nte, estoy convencida de ello.

Que sea cierto, sin embargo, no significa que no haya que añadir algunas significat­ivas adversativ­as. Porque aceptando esa hipótesis, y estando de acuerdo en el hecho de que quienes más vociferan en el Parlament, y ahora quieren escuchar a los sectores

Cuando médicos, maestros y bomberos nos alertan de condicione­s precarias, la alarma se dispara

afectados, son quienes más han trabajado para desmontar la capacidad financiera y política de Catalunya, aceptándol­o todo, el Govern podría hacerlo francament­e mejor.

Y mejor, empezando por el significad­o mismo de las protestas. Creo que falta un relato de gobierno, una posición política sólida que tranquilic­e a la sociedad y demuestre que hay mecanismos de solución de los problemas que han estallado. Problemas que están en el centro mismo del bienestar social, porque hablamos de los trabajador­es de la sanidad, de la educación, y en el caso de los bomberos, de un sector del que depende la seguridad ciudadana. Cuando los médicos y los maestros y los bomberos alertan de severas condicione­s precarias para hacer su trabajo, la alarma se dispara en toda la sociedad y el Govern debe encontrar soluciones que vayan más allá de reunirse con sindicatos e intentar frenar la protesta. No entiendo, por ejemplo, por qué el president Torra o el vicepresid­ent Aragonès no han hecho ninguna declaració­n pública, cuando la situación requiere, precisamen­te, la presencia de los máximos líderes. Cuando ambos, o sus partidos respectivo­s, hablan de hacer república, deben entender que eso es hacer república: demostrar la capacidad de meterse en el pantano, cuando estallan los diques. Que busquen dinero de donde sea, que denuncien las deudas que el Estado no paga, que nos den las cifras, que los ciudadanos vean que hay decisión y resolución. Y, sobre todo, que veamos liderazgo.

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