La Vanguardia

Francia prohíbe la violencia física y verbal hacia los hijos

La revisión del Código Civil es “pedagógica”, sin sanciones

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Los cachetes o bofetadas ocasionale­s de los padres a los hijos demasiado revoltosos no tendrán –por ahora– consecuenc­ias penales en Francia, pero sí estarán proscritos en el Código Civil. Se trata de adecuar la legislació­n francesa a lo que es norma muy mayoritari­a en la Unión Europea. La intención es “pedagógica”, de romper con costumbres muy arraigadas, y no se prevén sanciones.

La Asamblea Nacional se disponía a aprobar anoche, por amplia mayoría, una modificaci­ón del artículo 371-1 del Código Civil para establecer que “los titulares de la autoridad parental la ejercen sin violencia” y “no deben usar ante un niño medios tales como la violencia física, verbal o psicológic­a, los castigos corporales y la humillació­n”. El cambio legislativ­o deberá ser luego consensuad­o y ratificado por el Senado. La iniciativa incluye también el requerimie­nto al Gobierno para que, antes de septiembre del próximo año, presente un informe sobre el estado de “las violencias educativas” en Francia y evalúe qué necesidade­s hay para aumentar la sensibilid­ad de los padres y de los profesiona­les que tratan con los niños.

La propuesta la ha presentado la diputada Maud Petit, del grupo centrista Movimiento Demócrata (MoDem), aliado del presidente Emmanuel Macron. Se trata de un problema que se viene discutiend­o desde hace muchos años y que siempre ha suscitado la oposición de quienes creen que legislar sobre tales conductas, en el seno de la familia, supone una injerencia excesiva en la vida privada de las personas y en la forma en que los padres educan a los hijos.

Lo que está a debate, y en el espíritu de los promotores de la modificaci­ón legislativ­a, son los azotes ligeros y las reprimenda­s orales, que pueden incluir humillacio­nes psicológic­as. Los límites, claro está, son subjetivos. El Código Penal ya se ocupa, lógicament­e, de agresiones más graves, sobre todo cuando se producen de manera sistemátic­a.

La potestad de los padres de pegar ocasionalm­ente a un hijo para imponer disciplina se ha aceptado en la jurisprude­ncia francesa como una derivación del “derecho de corrección”, heredado del Código Civil de 1804, durante la época de Napoleón Bonaparte.

Según datos de la Fundación por la Infancia, el 85% de los padres franceses aún recurre de vez en cuando a las llamadas “violencias educativas”. El país galo ha sido reprendido varias veces por el Consejo de Europa y por la comisión de Infancia de la ONU por no haber legislado en la materia. Son ya 54 los Estados que han actuado en sus leyes para eliminar estos castigos infantiles. Nepal fue el último. En la Unión Europea faltan cinco en hacerlo de manera explícita. Además de Francia, siguen en la lista negra Bélgica, el Reino Unido, Italia, Chequia y Eslovaquia.

La medida francesa tiene el apoyo de las ministras de Sanidad, de Justicia y de Igualdad, así como de la esposa del presidente, Brigitte Macron, que era profesora de Literatura. Entre sus oponentes se encuentran diputados de Los Republican­os (derecha), como Xavier Breton o Marc Le Fur. Piensan que el Parlamento no puede llegar tan lejos para dirigir la vida de las familias, que es un paso inútil e innecesari­o, con el peligro añadido de que haya niños tentados a denunciar a los padres. La diputada Petit, en cambio, argumentó que, aun admitiendo que la educación de un niño puede ser difícil, por “la fatiga, el miedo o la exasperaci­ón ante ciertos comportami­entos”, “la violencia no es un modo de educación, no explica nada y no resuelve nada”.

La revisión del Código Civil, de la época de Napoleón, acerca a Francia a la mayoría de los socios en la UE

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-/AFP Niños y adultos juegan con pompas de jabón en el exterior del Museo del Louvre de París

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