Todo mentira, todo verdad
Entre dos aguas
Dirección: Isaki Lacuesta
Intérpretes: Israel Gómez Romero, Francisco José Gómez Romero, Óscar Rodríguez
Producción: España, 2018. Duración: 136 m. Drama
Desde su brillante e impetuoso debut con el falso documental Cravan vs. Cravan (2002), Isaki Lacuesta siempre ha salido airoso de su constante juego entre realidad y ficción, que podría acabar confundiendo al espectador o incrementar su interés ante lo que está viendo. Siempre acontece lo segundo, porque el potencial narrativo de Lacuesta parece ilimitado. Doce años después de La leyenda del tiempo, el cineasta recupera personajes y situaciones de aquella película. Los hermanos gitanos Israel y Cheíto Gómez Romero ya no son unos adolescentes, aunque el primero sigue buscando un futuro que le es esquivo y vengativo. Ha sido encarcelado por narcotráfico, cumple condena y al ser puesto en libertad debe enfrentarse a un mundo terriblemente hostil, incluido el entorno familiar. En cambio, Cheíto se ha enrolado en la Marina, trabaja de panadero en un barco y lleva una vida impecable. En su reencuentro, sobre ambos hermanos reaparece un inquietante pasado que nunca superaron: la muerte violenta de su padre cuando ellos eran niños.
Aunque puede ver a sus tres hijas pequeñas, que lo adoran, su esposa no lo quiere en casa: considera imposible su rehabilitación y que encuentre trabajo para tirar adelante con su familia. Según Lacuesta, en la vida real “Cheíto es militar, pero Israel nunca ha estado en la cárcel”. El tema de la reconciliación impregna en todo momento esta película donde las emociones no se transmiten básicamente con las palabras, sino con miradas y gestos. Es evidente que los dos no actores protagonistas, especialmente Israel, el que hace de perdedor nato, podrían desarrollar una interesante carrera interpretativa. Lacuesta ha manifestado: “Desde que le conozco sé que tiene un don y una mirada que es una ventana. Lo que piensa se transparenta. Pero llega a un momento de intensidad impresionante”. Entre dos aguas le ha reportado al cineasta catalán una segunda Concha de Oro del Festival de San Sebastián, tras la que obtuvo en el 2011 con Los pasos dobles .El tema del fanatismo religioso también está presente en esta película en la que –no obstante su metrajeno hay ni un solo plano gratuito.