River-Boca, en el Bernabeu
La Conmebol otorgó el partido a Madrid tras la aprobación del Gobierno español
La final más larga de la historia del fútbol, el River Plate-Boca Júniors de la Copa Libertadores suspendido dos veces, se jugará finalmente en un escenario tan imprevisto como sorprendente: el Santiago Bernabeu. La decisión se tomó ayer por la noche en una reunión del Comité de Disciplina de la Conmebol en Asunción (Paraguay). El partido se jugará a las 20.30 hora española (cuatro horas menos en Argentina) del domingo 9 de diciembre, con público de los dos equipos. El Bernabeu está libre dicho fin de semana porque el Madrid juega su encuentro de Liga el domingo (16.15 h) en Huesca.
Aunque la decisión de la Conmebol es firme, Boca Júniors anunció por mediación de su presidente que impugnará la medida primero ante el tribunal de apelaciones del propio organismo sudamericano y luego ante el TAS.
Como todo lo relacionado con esta final, la decisión de jugar en Madrid estuvo envuelta en la polémica y la confusión. Hasta el último momento Boca Júniors pidió en sus alegaciones que le dieran como ganador de la final por descalificación del adversario. El autobús de Boca fue apedreado camino del estadio Monumental el día 24 de noviembre y varios jugadores resultaron heridos. River Plate mantuvo siempre, en cambio, que el partido se tenía que jugar en su estadio, el Monumental, y con público, sus aficionados, porque los del equipo rival no tienen acceso en los partidos que se juegan en Argentina.
A lo largo de los últimos días cundió en la Conmebol la idea de que el partido tenía que jugarse y que el escenario tenía que ser por fuerza fuera de Argentina por problemas de seguridad. Enseguida surgieron los candidatos más diversos. En un primer momento cobró fuerza el nombre de Doha (Qatar), donde se jugará el próxi- mo Mundial. Luego fueron surgiendo otros escenarios: Asunción, Belo Horizonte, Medellín, Miami... Por unas razones u otras todos fueron descartándose y en el día de ayer los mejor colocados eran los estadios del Barcelona y del Madrid, a los que se sumó más tarde el Stade de France de París.
En este juego diplomático intervino Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española, que supo jugar sus bazas e intermediar entre Conmebol, FIFA y UEFA para conseguir el permiso, que luego se refrendó con una autorización del Gobierno español tras una reunión sobre temas de seguridad en la Delegación del Gobierno de Madrid. El propio Pedro Sánchez, camino a la reunión del G-20 que se celebra precisamente en Buenos Aires, colgó un tuit a última hora de la tarde en las redes sociales para manifestar que “Madrid está dispuesta a organizar la final y cuenta con amplia experiencia en dispositivos de este tipo y trabajan ya en el despliegue necesario para garantizar la seguridad del evento”.
El resultado del fallo se retrasó una y otra vez. En rueda de prensa cerca de la medianoche el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, dijo que “el Madrid ponía gratis el estadio y que en España hemos encontrado la neutralidad necesaria”. También comentó que “Madrid es la décima ciudad más segura del mundo y su aeropuerto el que mayor conectividad tiene”. La Conmebol sancionó también a River a jugar dos partidos a puerta cerrada y a una multa de 400.000 dólares.
Una vez acordada la decisión de jugar en Madrid, ambos clubs acometieron el dispositivo del desplazamiento a España. El Boca entrenaría en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y el River en las instalaciones del Madrid en Valdebebas. Las entradas se comercializarían a través de internet y del Madrid. Tanto Boca como River llegarían a España el martes. Según fuentes de la embajada argentina, en España viven unos 350.000 argentinos, de los que entre 90.000 y 100.000 tendrían su residencia en la capital española.