Sánchez lanza el cambio constitucional para los aforados
El Gobierno aprueba la reforma para reducir el fuero jurídico a los políticos
El Consejo de Ministros aprobó ayer la limitación de los aforamientos, que deberá plasmarse mediante una reforma de la Constitución para la que Pedro Sánchez se da un año, puesto que no tiene suficiente apoyo.
Pese a que el tradicional bipartidismo español ya sólo parece un sueño del pasado, hay iniciativas que, aún hoy, sólo pueden salir adelante con el acuerdo entre PP y PSOE. Por ejemplo, una reforma de la Constitución, aunque sea por el procedimiento simple. Como la que pactaron de la noche a la mañana José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, en agosto del 2011, para limitar el déficit público.
El escenario político poco tiene ya que ver con el de hace más de siete años, pero toda reforma constitucional, por pequeña que sea, sigue requiriendo que PP y PSOE lo pacten. Y no es el caso. Por eso, el anteproyecto de reforma de la Constitución que ayer aprobó el Consejo de Ministros, para restringir los aforamientos políticos, tiene nulas probabilidades de ver la luz. El líder del PP, Pablo Casado, ya advirtió que “no morderá el anzuelo” cuando Pedro Sánchez, el pasado 17 de septiembre, lanzó esta propuesta estrella de una reforma exprés para recuperar la iniciativa y eclipsar los escándalos que salpicaban sus primeros cien días de mandato. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, también se acabó desmarcando, y ayer mismo insistió en que es “una estafa” porque, a su juicio, “blinda a los imputados por corrupción”. Y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quiere ir mucho más allá e incluir no sólo a los miembros del Gobierno, diputados y senadores, sino también a la Corona. Además, prometió que nunca se volvería a tocar una coma de la Constitución sin el refrendo de la ciudadanía. Un referéndum del que el Gobierno del PSOE no quiere ni oír hablar.
Pero que la iniciativa esté condenada al fracaso por falta de apoyos no es óbice para que Sánchez la impulse como gran medida de regeneración política, que podrá esgrimir en su próximo programa electoral y también echar en cara a PP y Cs. La vicepresidenta, Carmen Calvo, anunció ayer la buena nueva de la aprobación del anteproyecto de reforma constitucional y casi emula a Neil Armstrong con aquello de que “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. “Es una reforma cuantitativamente pequeña –dijo Calvo, ya que sólo retoca con una breve frase dos artículos de la Carta Mag-
CALVO ANUNCIA LA REFORMA “Es cuantitativamente pequeña, pero muy importante desde el punto de vista político”
SIN RESPALDOS
El PP y Ciudadanos rechazan una iniciativa que para Podemos se queda muy corta
na–, pero muy importante desde el punto de vista político”.
Efectivamente, la propuesta de reforma reduce el aforamiento de ministros, diputados y senadores exclusivamente al “ejercicio de las funciones propias de sus cargos y durante el periodo de su mandato”. Los delitos cometidos en tales circunstancias seguirían siendo competencia del Tribunal Supremo, y todo lo demás iría a la justicia ordinaria. El aforamiento quedaría acotado al cargo y no a la persona.
Ante la falta de apoyos de esta reforma, que ni siquiera se negoció previamente con nadie, el Gobierno se quiso revestir de autoridad encargando antes que nada un informe al Consejo de Estado, que avaló totalmente sus intenciones. Y así, Calvo pudo ayer señalar que, si esta reforma viera la luz, España equipararía el alcance del aforamiento político, y su ordenamiento constitucional, a la situación de Francia, Italia, Austria o Suecia, países donde también está limitado a los delitos cometidos por los políticos en el ejercicio de sus funciones.
La urgencia de la iniciativa de Sánchez, no obstante, fue perdiendo brío a medida que el Gobierno fue constatando su complejidad. Ahora el anteproyecto de reforma se remite al Consejo General del Poder Judicial, para que emita su informe en el plazo de un mes, de manera que antes de que acabe el año se pueda enviar al fin a las Cortes. Pero Calvo añadió que el Gobierno se da el plazo de un año para acometer el resto de modificaciones legales derivadas de esta reforma. Sánchez prevé abrir ahora una ronda con los portavoces de los grupos parlamentarios en busca de apoyos. También con Casado, advirtió Calvo, pese a reprocharle que la víspera tachara de “ilegítimo” a Sánchez.
La propuesta del Gobierno no afecta a los parlamentarios autonómicos, en todo caso, pero la vicepresidenta advirtió que, al situar en la Constitución “un listón de ética muy alto”, se fijaría el camino para los estatutos de autonomía.
Calvo, por otra parte, insistió ayer en dar por hecho que Sánchez se reunirá “con normalidad” con Quim Torra el próximo 21 de diciembre, aprovechando que el Consejo de Ministros se celebrará ese día en Barcelona. Pero como desde la Generalitat llegó la advertencia de que no se recibió ninguna petición formal en ese sentido, la vicepresidenta replicó que fue el propio Torra, en su visita a la Moncloa el pasado 9 de julio, quien invitó a Sánchez a volver a verse en el Palau de la Generalitat. No obstante, aseguró que cursarían la petición formal si así era necesario cuando tengan organizada toda “la logística” para la cita del Consejo de Ministros.
Ahora bien, Calvo descartó con contundencia toda posibilidad de una cita entre el Gobierno y el Govern, de igual a igual, como demandó Torra: “No, no lo contemplamos en absoluto”. “Somos el Gobierno de España y, por tanto, también de los catalanes”, justificó Calvo para descartar una cita bilateral entre gobiernos que ya había puesto al PSOE en ebullición. Y Torra, finalmente, descartó ayer reunirse con Sánchez el 21 y propuso que acuda “expresamente” otro día, para hablar “más allá de la foto” que esa jornada buscará el Gobierno.