La Vanguardia

Susana Díaz lleva al PSOE al peor resultado del partido en Andalucía

La todavía presidenta se autoprocla­ma “dique de contención de la ultraderec­ha”

- ADOLFO S. RUIZ

“A partir de mañana abriré el diálogo con las fuerzas constituci­onalistas para saber si están dispuestos a apoyarse en un partido de ultraderec­ha para ir contra el PSOE”. Una Susana Díaz seria y cariaconte­cida ignoró anoche cualquier atisbo de tirar la toalla por un resultado catastrófi­co. Lejos de ello y pese a “haber obtenido una victoria que no era la que esperábamo­s”, volvió a manifestar su intención de ser “un dique de contención para que la ultraderec­ha no avance en otros lugares del país”.

Un desastre histórico en escaños y en porcentaje de votos. El PSOE de Andalucía volvió a ser el partido más votado en las elecciones autonómica­s, pero resultó el gran perdedor de los comicios. Ahora una alianza de las diferentes derechas podrá acabar con el poder ininterrum­pido del PSOE desde hace 36 años. Una catástrofe que Susana Díaz acogió con evidente decepción. “Es una noche muy triste para todos los socialista­s andaluces y para el resto de los socialista­s españoles”, comenzó diciendo en el hotel de Sevilla donde se reunieron los dirigentes socialista­s para analizar los resultados.

La candidata socialista compareció especialme­nte tocada por el hecho de que “el Parlamento andaluz va a ser la primera institució­n que acoja a diputados de Vox”. Y traspasó la pelota al PP y Ciudadanos, de los que quiere saber si van a permitir que la “voluntad de la ultradeaug­uraban recha sea la que determine el futuro de Andalucía. Que lo digan con toda claridad”. “Sabiendo que hemos tenido la confianza mayoritari­a, hago un llamamient­o a las fuerzas políticas constituci­onalistas para parar a la extrema derecha en Andalucía”, insistió Díaz. La dirigente socialista ha asumido la responsabi­lidad de llamar al resto de partidos y que digan si quieren sumar sus votos a los de la extrema derecha o evitar un partido “xenófobo” y que “justifica la violencia contra las mujeres.

Díaz aludió a esa gran cantidad de potenciale­s votantes de izquierda “que han preferido no salir de sus casas en estos comicios” y reiteró en varias ocasiones que la izquierda ha perdido un total de un 12% de porcentaje de votos, “un 7% nosotros y un 5% Adelante Andalucía”. “No quiero poner paños calientes a esta situación”, añadió.

Las alarmas comenzaron a sonar en las filas socialista­s cuando los primeros índices de participac­ión una importante caída con respecto al 2015. A las 14,30 h la afluencia a las urnas caía casi exactament­e cuatro puntos con respecto al 2015 (29,94% frente al 33,94), tendencia que aumentó hasta los cinco puntos según los datos de las 18 h. Lo peor era que esa caída de la participac­ión tenía lugar sobre todo en Huelva, Sevilla o Jaén, provincias donde el socialismo es más fuerte, y lo hacía en mucha menor medida en Málaga, Almería o Granada, donde Ciudadanos, PP y Vox esperaban los mejores resultados. En los barrios de clase media-alta de Sevilla la participac­ión era similar a la del 2015, pero en las zonas obreras caía en picado.

Durante toda la tarde los teléfonos echaban humo en las sedes socialista­s contactand­o con los militantes para que arrastrara­n a las urnas a familiares y conocidos. Todo esfuerzo era poco mientras los nervios y la preocupaci­ón se extendían por las filas del PSOE.

Consumado el cataclismo, el PSOE andaluz, que en el 2015 y el 2016 se puso a la cabeza de quienes reprocharo­n a Pedro Sánchez sus malos resultados, tuvo que defender ayer unos pésimos resultados que para muchos sanchistas andaluces se veían venir. “Susana Díaz y los suyos viven en una burbuja, en una realidad paralela. Por eso perdieron las primarias contra Pedro Sánchez y han llevado al partido a una catástrofe de carácter histórico”, comentaban algunos sanchistas anoche bajo la cobertura del anonimato.

Antes de conocerse los resultados, los pronóstico­s de los dirigentes del PSOE andaluz establecía­n que obtener 45 diputados (dos menos que en el 2015), hubiera sido un excelente resultado, que hubiera permitido a Susana Díaz seguir instalada en la “felicidad”, de la que ha hecho gala sobre todo al comienzo de la campaña. Entre 42 y 44 escaños sería un resultado digno, después del desgaste de 36 años ejerciendo el poder de manera ininterrum­pida y una competenci­a tan dura a derecha e izquierda. Por debajo de 42 se considerab­a un “cataclismo”. Es lo que se ha producido.

Díaz, que quiso desarrolla­r una campaña electoral de perfil bajo, alejada del encanallam­iento de la política y mitad de camino, tuvo que bajar al lodo en la última semana de la campaña agitando el miedo a Vox y una hipotética alianza entre las huestes de Santiago Abascal en Andalucía (con el juez Francisco Serrano como cabeza de cartel) con el PP y Ciudadanos. “Dique de contención de la derecha”, se proclama Díaz, pero el dique parece bastante resquebraj­ado.

OFERTA DE DÍAZ

“A partir de mañana abriré el diálogo con las fuerzas constituci­onalistas”

PREOCUPACI­ÓN

“El Parlamento andaluz va a ser la primera institució­n que acoja a Vox”.

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JULIO MU•Z / EFE Susana Díaz asumió su mal resultado anoche en Sevilla y llamó a una alianza contra la extrema derecha

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