La culpa fue del chachachá

ES una mala excusa que Susana Díaz diga que su error fue no querer hablar de Catalunya en las elecciones andaluzas. La candidata del PSOE –y presidenta en funciones– ha manifestado que no quiso entrar en este asunto durante la campaña, lo que era una manera de culpar de su derrota a la dirección de su partido, pero sobre todo al presidente del Gobierno por haber sido investido con los votos del independentismo y por su política de desinflamación en la cuestión catalana. Díaz considera que el éxito de la derecha fue haber focalizado el desafío separatista en sus mítines: “Yo me equivoqué en la campaña por estar centrada en Andalucía”.

La capacidad de la clase política de este país es escasa. A menudo, nula. Susana Díaz no tuvo un mejor resultado en las elecciones por agotamiento del modelo después de 36 años de gobierno, porque en su comunidad el paro es del 23% (y del 46% en los menores de 25 años) y porque un caso de corrupción como el de los ERE ha llevado al banquillo a 24 altos cargos, además de dos anteriores presidentes de la Junta de Andalucía. Y porque la candidata venía de perder el pulso por la secretaria general del partido con Pedro Sánchez hace año y medio. Al PSOE se le han esfumado 400.000 electores con respecto al 2015, muchos de los cuales se quedaron en casa, como demuestra el descenso de casi cuatro puntos en la participación. ¿Seguro que la responsabilidad de esta caída es no haber hablado más de Catalunya?

Thomas Harris, escritor, pero sobre todo reputado guionista de Hollywood, es el autor de una irónica cita que dice: “Echarle la culpa de tus errores a tu naturaleza no cambia la naturaleza de tus errores”. Díaz debería meditar detenidamente al respecto. Las culpas no son ajenas por el hecho de que no las consideremos propias. Gabinete Caligari cantaba que “la culpa fue del chachachá”, puestos a pasarle el muerto a alguien.