Reforma de mínimos para el euro
LA reforma acordada por la Unión Europea para reforzar el sistema financiero en caso de nuevas crisis constituye un avance positivo pero queda lejos de los ambiciosos objetivos iniciales que se habían marcado a instancias del presidente francés, Emmanuel Macron. Propuestas como la creación de un ministro de finanzas de la zona euro o la constitución de un fondo monetario europeo, a imagen del Fondo Monetario Internacional, han quedado aparcadas. Tampoco habrá presupuesto de la eurozona ni sistema europeo de garantía de depósitos para los clientes bancarios, algo que incluso apoyaba el Banco Central Europeo. La oposición de los países del norte, incluida Alemania, por miedo a convertirse en los paganos de los eventuales problemas que pudieran surgir en un futuro en los países del sur, ha impedido nuevamente que haya grandes avances en el refuerzo del proyecto económico y monetario europeo.
Como han destacado algunos ministros de Economía, incluida la española Nadia Calviño, la UE progresa con pequeños pasos. El balance de lo conseguido, tras una intensa negociación que ha durado dieciocho horas seguidas, refuerza, pese a todo, el sistema financiero comunitario con la ampliación de las funciones y responsabilidades del mecanismo europeo de estabilidad (MES) para acudir al rescate de los problemas que puedan tener con su deuda pública los países de la zona euro. Asimismo han acordado dotarlo de una nueva función: la de prestamista de último recurso en caso de necesidad por parte de algún banco que sea considerado de riesgo sistémico para el conjunto de la zona euro.
La proposición francesa de crear un presupuesto de los países de la zona euro tenía por objetivo convertirse en una garantía de ayuda para los países que pudieran tener una crisis grave e inesperada. Esta era una de las grandes propuestas de Macron para relanzar el proyecto europeo que, sin embargo, ha quedado reducida únicamente al acuerdo de fortalecer las políticas de reformas de la UE para la convergencia económica y la competitividad sin ayudas presupuestarias adicionales. La diplomacia francesa, pese a todo, insistió en que esta propuesta sigue sobre la mesa para intentar ser negociada de nuevo en un futuro, al igual que sucede con la del fondo europeo de garantía de depósitos bancarios, que es clave para dotar de contenido a la Europa de los ciudadanos.
Los escasos avances logrados en la reforma del euro, que suponen un pinchazo del entusiasmo europeísta que encarnó Macron hace un año, no son por tanto una buena noticia para el impulso del proyecto comunitario en unos momentos en que crece cada día más el movimiento de los euroescépticos en todo el continente.