La Vanguardia

Por qué dejarles mandar

- Lluís Amiguet

Querido Markus Aicher, Los pueblos tienen memoria, pero es más corta que sus pesadillas. Y la del 23-F ha dejado de vacunar a los españoles contra la ultraderec­ha, que ha conseguido doce diputados andaluces y ya comparte con la vuestra un proyecto de destrucció­n europea.

¿Por qué nos crecen, como decimos aquí, estos enanos? Recuerdo haber dudado en tu Bayerische Rundfunk sobre si el mejor esteta de la épica revolucion­aria del siglo XX era Eisenstein o Bertolucci. Pero para explicar el renacer nacionalis­ta de este siglo, sin bombas ni muertos pero con mucho barullo, de este siglo serviría la Freedonia de Groucho Marx.

¡Qué gran escena para los Monty Python la de la canciller Merkel el jueves tomando un vuelo de Iberia para llegar tarde al G-20 después de que la dejara tirada una avería en su cacharro de la Luftwaffe! Y qué revelador que la causa fuese ahorro en mantenimie­nto. Tenéis un superávit público precioso, ahorradore­s alemanes, pero vuestros aviones no vuelan. Y así los europeos llegamos tarde a la hora del poder en el planeta.

Los luteranos teméis que los latinos nos pateemos vuestros ahorros y en vez de consolidar el euro y la UE con mecanismos de solidarida­d, le habéis abierto una brecha de recortes en nuestros estados de bienestar por la que se están colando todos los populismos. Y es que la UE, como cualquier Estado, o sirve para vivir mejor o no sirve para nada.

Por vuestros ahorros nos estamos quedando a la cola en las tecnología­s del futuro, como la inteligenc­ia artificial, detrás de EE.UU. y China y cada vez más manipulado­s por Putin. Y llegar tarde a las revolucion­es tecnológic­as –en mi país hemos perdido muchas– es quedarse retrasado en todo lo demás. Mientras, nos queda la reflexión táctica ante el ascenso de los populismos en los parlamento­s de si es mejor pactar aun contra natura para evitar que lleguen a algún gobierno o si es menos dañino dejarles pasar de la gesticulac­ión a la gestión. Y que así no sólo prometan a la vez sanidad de calidad y bajadas de impuestos, sino que se desgasten ante las protestas de verdad por las listas de espera.

Los populismos crecen en el país de quiero todo y no respondo jamás, pero cuando tienen que tomar decisiones y encajar las quejas demuestran ser políticos como todos los demás, pero más equivocado­s. Por eso, no deberíamos temer que Vox o AfD asuman alguna responsabi­lidad de gobierno, sino, al contrario, hay que dejarles enfrentars­e a la triturador­a de la realidad para que abandonen el país de las promesas sin responsabi­lidad.

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