Unas 50 personas boicotean un acto de Valls en el Raval
El candidato asegura que, si gana las elecciones, incorporará entre 1.000 y 1.500 agentes a la plantilla de la Guardia Urbana
Alrededor de 50 personas boicotearon ayer un acto preelectoral de Manel Valls en el Raval. El candidato a la alcaldía de Barcelona pretendía explicar algunas de sus propuesta en materia de civismo, seguridad y gestión del espacio público en la plaza Salvador Seguí, junto a la calle Robador. Aquí siempre se instalaron muchas prostitutas y en los últimos años muchos vecinos de la zona se cansaron de ello. Valls fue recibido entre gritos, insultos y sobre todo fuertes silbidos. Unos pidieron la libertad de los políticos en prisión, otros lanzaron consignas contra el liberalismo y la gentrificación y unas cuantas prostitutas aseguraron que no necesitaban que nadie viniera a salvarlas. Ninguno, sin embargo, quiso aclarar quién organizó la protesta.
Y mientras Valls se esforzaba en asegurar que si conquista la alcaldía incorporará entre 1.000 y 1.500 agentes a la plantilla de la Guardia Urbana, la edil de la CUP Eulàlia Reguant y la portavoz de En Comú Podem, Lucía Martín, contemplaban la escena con cierto regocijo. Ambas se mantuvieron a una distancia prudencial de los manifestantes. Otros miembros de la CUP, en cambio, se sumaron al boicot con mucho más entusiasmo. La verdad es que el primer acto preelectoral en una plaza anunciado públicamente del exprimer ministro francés en las calles de Barcelona atrajo a más detractores que simpatizantes. A pesar de ello, y aunque en ocasiones siquiera se le oyó, Valls quiso seguir su propio guión.
“Yo tengo la experiencia necesaria –dijo Valls desde una tarima, ante numerosas cámaras de televisión, flanqueado por vallas metálicas–. Yo tengo la experiencia necesaria y estoy decidido a hacerlo. Si soy escogido alcalde lideraré la estrategia de seguridad de Barcelona. Daré a la Guardia Urbana la confianza que requiere. Aumentaré sus recursos. La cooperación entre policías será absoluta. No menospreciaré el riesgo terrorista. Y pondré en marcha una nueva política de seguridad integral y de proximidad que incluya el trabajo con la sociedad civil, la mejor gestión de las políticas sociales, el cuidado del espacio público y la promoción sin complejos del civismo”. El candidato responsabilizó a la alcaldesa Ada Colau del incremento de la inseguridad, la proliferación del top manta y la degradación del espacio público. Y luego se marchó.
Una decena de policías municipales montaron una cordón de seguridad entre los colaboradores del político y los manifestantes. Valls aprovechó la circunstancia
Un cordón de seguridad de diez policías municipales separó a los manifestantes del alcaldable
para escabullirse y alcanzar la Rambla. Allí se encontró con un pequeño grupo que callejeando esquivó el cordón de seguridad. Lo despidieron con más improperios. A pesar de la tensión no se produjeron incidentes graves. El candidato tomó el metro. Luego, respondiendo a uno de los numerosos tuits que sus seguidores le escribieron para insuflarle ánimos, tecleó que la experiencia había resultado muy estimulante.