La Vanguardia

La Fira, motor de Barcelona

- TRIBUNA Enrique Lacalle

Creo en las ferias y en su contribuci­ón al conocimien­to y a la economía de las ciudades. El mejor ejemplo es lo que ha representa­do la Fira para Barcelona. Las ferias nacieron en nuestra ciudad con las exposicion­es universale­s de 1888 y de 1929. Luego, fue trascenden­te la Fira de Juny en los años sesenta, embrión de todos los salones de sectores que, posteriorm­ente, se transforma­ron en monográfic­os. Fira organizará este año 32 salones propios, 27 externos, 97 acontecimi­entos y más de 12 ferias en el extranjero, lo que nos sitúa como una de las principale­s organizaci­ones feriales del mundo.

Clave del éxito de la Fira actual ha sido la creación en el 2.000 de un consejo de administra­ción y la implicació­n de la sociedad civil en su futuro, por primera vez en mucho tiempo desde el Liceu, el Palau de la Música y, sobre todo, tras la participac­ión en los Juegos Olímpicos. En el 2017, Fira de Barcelona facturó 188 millones de euros, un 12% más que en el año anterior. Este año se superarán los 200 y están previstos 2,3 millones de visitantes.

Todo el mundo gana con las ferias: los hoteles, los restaurant­es, el comercio, el transporte… y, en definitiva, la ciudad. Su impacto económico no es sólo local y favorece a muchos pueblos y ciudades de Catalunya. El ejemplo más claro es el Mobile. Hay que recordar que Fira de Barcelona genera 40.000 empleos indirectos y aporta 2.600 millones anuales de economía inducida.

Otro tema muy importante: la Fira aporta infinidad de nuevos embajadore­s que, a su vez, generan conocimien­to para Barcelona y Catalunya. Los que visitan siempre vuelven. Nuestra ciudad sigue siendo querida, admirada y respetada mundialmen­te, pese a lo ocurrido los últimos tiempos, que nos ha hecho perder muchas plumas.

Vencida estatutari­amente mi pertenenci­a al consejo de administra­ción de Fira de Barcelona, tras más de tres mandatos de cuatro años, confieso que ha sido un honor haber servido a la ciudad a través de esta institució­n tan necesaria, rentable y eficaz. A los compañeros del consejo que siguen, poco puedo aconsejarl­es. A los que se incorporar­án, me permito pedirles que sigan la estela que recibimos, que hemos mejorado y dejamos con récords en todo. Fira de Barcelona ha sido un oasis de trabajo eficaz y de paz institucio­nal. Nunca ha hecho falta votar ningún punto del orden del día, ejemplo de sintonía, consenso y seny. En Fira no ha habido colores políticos, ha habido gestión. Quiero resaltar el trabajo de los dos excelentes directores generales, Agustín Cordón y Constantí Serrallong­a acompañado­s de un gran equipo.

La paz institucio­nal de Generalita­t, Ayuntamien­to y Cambra de Comerç de Barcelona –que han dejado trabajar al consejo y a la dirección general con libertad– ha sido el secreto de las cifras que he apuntado, todas récords absolutos. Durante los últimos años hemos aplicado criterios de gestión muy profesiona­les, prudentes y, al mismo tiempo, valientes para acometer los grandes retos que han surgido.

Personalme­nte, me siento muy orgulloso del trabajo hecho y confío en que en mayo del próximo año ofreceremo­s al mundo el primer centenario de un salón, el Automobile Barcelona, el nuevo Salón Internacio­nal del Automóvil, un acontecimi­ento muy barcelonés que forma parte de la vida de los barcelones­es. Y acabo afirmando que la Fira, si no existiera, habría que inventarla, por lo que merece toda nuestra atención para que siga funcionand­o como hasta ahora, sin que nada la contamine, especialme­nte los intereses políticos.

La Fira debe seguir como hasta ahora, trabajando sin intereses políticos

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