La Audiencia estudia si deja en libertad al expolicía Villarejo
El excomisario amenazó con una “traca final” si sigue preso a fin de año
El juez de la Audiencia Nacional Diego de Egea vuelve a tener sobre la mesa una petición de libertad del excomisario José Manuel Villarejo, temido por las consecuencias devastadoras que ha tenido la publicación de algunas de sus conversaciones con representantes políticos. La aparición de sus grabaciones puso en riesgo la continuidad en el cargo de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y provocó poco después la renuncia al escaño de la exministra de Defensa María Dolores de Cospedal (PP), a quien el expolicía le dijo que había intentado destruir pruebas del caso Gürtel.
Con estos antecedentes, cada petición de libertad de Villarejo provoca un sinfín de especulaciones sobre el posible alcance de la siguiente entrega de sus grabaciones. En medios judiciales se consi- dera que son escasas las posibilidades de que a corto plazo el magistrado encargado de la operación Tándem –relativa a los negocios ilícitos del expolicía– modifique la situación de prisión incondicional del investigado. Pero en esos mismos medios aún resuenan las advertencias de Villarejo en el sentido de que tenía reservada una “traca final” de sus revelaciones si alrededor de Fin de Año no habían prosperado sus intentos de recuperar la libertad.
Su posible salida de prisión sería, desde luego, muy polémica, por las características de su trayectoria y por las dudas que ha venido sembrando en el sentido de haber contado a lo largo de los años con el apoyo de sucesivos gobiernos de distinto signo. De acuerdo con esa versión de sus actividades, a Villarejo se le habría permitido que compatibilizara sus negocios personales de elaboración de informes y prácticas de chantaje y extorsión con sus responsabilidades como alto cargo policial. Una delgada línea, imperceptible, habría separado sus supuestas labores en interés del Estado de su acumulación de material para ser utilizado más tarde a conveniencia, en provecho propio.
Por ahora, si ha sido realmente Villarejo el que ha ido soltando los primeros registros de su abundante fonoteca, la jugada no le ha salido. La Fiscalía Anticorrupción se ha manifestado siempre en contra de sus sucesivos recursos para obtener la revisión de su situación de prisión incondicional. Y no ha sido sólo el juez De Egea el que ha querido –y decidido– mantenerle en la cárcel. Recientemente, la Sala Penal de la Audiencia Nacional también rechazó una petición de libertad presentada por el expolicía.
Villarejo había alegado que De Egea había archivado algunas piezas de la investigación. Y la Sala Penal le respondió que no afectaban al núcleo del caso. Los magistrados volvieron a subrayar la principal razón por la que el expolicía lleva en prisión más de un año, desde el 5 de noviembre del 2017, que es la del riesgo de fuga. Y junto a ello, el temor a la destrucción de pruebas. El auto de la Sala Penal argumentaba en este sentido que “también es preciso el mantenimiento de la situación de prisión del apelante para evitar la destrucción o manipulación de pruebas al existir material intervenido pendiente de analizar del que puedan derivar más líneas de investigación”. El magistrado De Egea está esperando el resultado de estos análisis. Lo más probable es que no resuelva sobre la nueva petición de Villarejo hasta que los reciba. La Fiscalía, a su vez, se mantiene a la expectativa y en ningún caso parece dispuesta a facilitar la salida de prisión del expolicía.
La Sala Penal rechazó la anterior petición del excomisario a la espera de informes sobre material intervenido