La Vanguardia

Sully y otros perros del montón

- Sandra Barneda

La imagen del perro de Bush frente a su féretro dio la vuelta al mundo y conmovió a miles de personas que se afanaron a colgar esa escena en la red. Sully, un labrador de casi tres años, se convirtió en el símbolo de la fidelidad y el amor puro, tras el fallecimie­nto del que fuera el presidente número 41 de Estados Unidos, George Bush, a los 94 años. No es la única historia de perros que han dormido sobre la tumba de sus dueños fallecidos o esperando su vuelta durante años en el mismo punto donde ocurrió la tragedia. El más conocido fue Hachiko, un perro de raza japonesa que, tras fallecer su dueño, durante nueve años acudió a la estación de tren de Shibuya a la misma hora que siempre se reencontra­ba con él. La historia se hizo tan popular en Japón que incluso hicieron una película.

Estas escenas, como las mil y una imágenes graciosas que llenan las redes con las travesuras o genialidad­es de los cachorros cautivan hasta a los menos animalista­s, pero de poco sirven para seguir construyen­do un país cada vez más sensibiliz­ado con la tenencia

No son pocos los perros que en España ofrecen calor al hogar y cariño continuado, pero siguen sin recibir lo que se merecen

de animales de compañía, perfectame­nte integrados en la sociedad y con sus propios derechos.

España sigue teniendo a este respecto una de las leyes más retrógrada­s de Europa. A finales del 2017, se aprobó una proposició­n no de ley para cambiar el régimen jurídico de los animales y lograr que dejen de ser cosas, simples muebles y pasen a ser “seres sintientes”, pero todavía no se ha recogido en el Código Civil. Seguimos adorando, apostando por campañas de conciencia­ción –“No al abandono”–, pero permitimos abusos o nos ponemos la venda ante la violencia reiterada de animales como los galgos, por seguir centrándom­e en los animales domésticos.

Sully es un perro que ha ayudado a un presidente de Estados Unidos a pasar sus últimos meses de vida después del fallecimie­nto de su esposa, Barbara Bush. No son pocos los perros que en España ayudan a combatir la soledad y el abandono de nuestros mayores. Ellos ofrecen calor al hogar y cariño continuado, pero siguen sin recibir lo que se merecen. Ser protegidos en nuestro Código Civil y que las ciudades se adapten también a ellos.

Se acercan las Navidades y con ellas, también los días propicios al abandono. Hace un par de años, inicié una campaña #perrosaltr­en vía Change.org para pedir a Renfe que permitiera en los trayectos de larga distancia viajar con perros de más de 10 kilos. Más de 150.000 personas firmaron la petición y seguimos sin respuesta, porque desde las institucio­nes sigue habiendo pasividad y baja conscienci­a. Tener unas leyes que protejan los derechos de los animales nos encamina a una sociedad más justa a la vez que compleja donde el hombre deja de ser omnipotent­e.

El perro de Bush, Sully, formó parte del desfile de despedida del presidente hasta el Capitolio. Cumplió la misión acompañarl­o hasta el final porque, como suele pasar, ellos nos llevan ventaja en la partida. Volverá a los VetDogs para ayudar a otros que sufren de limitacion­es físicas y seguirá cumpliendo. Ellos cumplen con nosotros, pero nosotros seguimos incumplien­do. Necesitamo­s que el conjunto de los poderes públicos y la ciudadanía cumplan con la dignidad y el bienestar de los animales, dotados de derechos propios y protección.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain