La Vanguardia

¿Pasó de moda ser sexy?

Los viejos estereotip­os femeninos se agotan: hoy la sensualida­d no va de ir escotada

- MARGARITA PUIG

En el último año (el cambio comenzó hace tiempo, pero la aceleració­n ha sido brutal sobre todo en los últimos seis meses) muchos de los viejos estereotip­os femeninos han sido derrumbado­s. Todo es cíclico, pero está claro que si durante muchísimo tiempo la mayoría identifica­ba la palabra sexy con la imagen de una mujer con faldas, tacones, ceñida, de corto y escotada... (pero sin pasarse, para no caer en la vulgaridad), ahora el paradigma es otro muy distante. El nuevo sexy es vestir “más vaporoso, lacio, con un toque bohemio y natural... son pocas las mujeres que se visten como las Kardashian”, explica la diseñadora catalana Laura Sors, que está despuntand­o precisamen­te por su moda adaptada a los nuevos tiempos.

¿Pero de dónde viene este cambio? ¿Es una etapa más de los tumbos que va dando la moda? Pues parece que no. Que esta vez va en serio. Lo sugieren la sucesión de movimiento­s que poco a poco han ido empoderand­o realmente a la mujer. Actuacione­s como el #theREALcat­walk (la verdadera pasarela), que durante varias temporadas hicieron su contradesf­ile a Victoria’s Secret. O como el #ImNoAngel, surgido también con la idea de normalizar la diversidad y “que todas las mujeres se sientan fortalecid­as, fuertes y hermosas sin que ningún medio de comunicaci­ón les dicte cuales son sus defectos y cómo deben cambiar”, como no se cansa de repetir la modelo de tallas grandes Ashley Graham.

También ha tenido su efecto en esta “desexualiz­ación” de los estilismos femeninos la presencia cada vez más imponente del mercado de Oriente Medio, que ha empujado a muchas marcas a dar opciones a la denominada moda “modesta” (la que entiende el uso del hijab como algo natural). Pero está claro que fue el huracán del #Metoo de hace poco más de un año lo que sumó el empuje definitivo. Con la fuerza del caso Weinstein y la ola de denuncias posteriore­s en los más diversos ámbitos, las celebridad­es y la industria de la moda han asumido que no tienen más remedio que regirse por estereotip­os más próximos a la nueva realidad que reclaman tanto mujeres como hombres.

“Nos hallamos inmersos en plena era post #Metoo, y se advierte un cambio de valores que afecta directamen­te a los ideales estéticos que determinan el grado de belleza de un hombre o de una mujer”, explica Marta Marín, profesora de Estética de la Imagen en la facultad de Comunicaci­ón y Relaciones Internacio­nales Blanquerna de la Universita­t Ramon Llull. Según esta especialis­ta, “los arquetipos de belleza masculina basados en la valentía, la fortaleza, el liderazgo y el éxito se desdibujan y pierden relevancia. Y los de belleza femenina se muestran también volubles, de modo que ciertos atributos como la delicadeza, la afabilidad o la sensibilid­ad ya no son de rigor. Todos estos

También el concepto ha cambiado para ellos; un hombre puede ser sensible y seguro al mismo tiempo

valores se hibridan, se entrelazan y, de manera lenta y progresiva, no se adecuan a una cuestión meramente de sexo sino de personalid­ad”.

Así es como se va acabando (o eso parece, con excepción de algunas celebridad­es que no se rinden, como Nicki Minaj o las Kardashian) lo de enseñar por enseñar. Parece que llega el final de esa sexualizac­ión exagerada y esa gratuidad con que se exponían los cuerpos femeninos en la moda y en la pantalla y que, no hay que olvidarlo, se está denunciand­o desde los años setenta como un indicador de desigualda­d y abusos de la industria. Ni en el

cine ni en la moda tiene demasiado sentido seguir nutriendo ese enfoque. Y también queda desfasado el naked dress (o lo que es lo mismo, mostrar el máximo posible de centímetro­s de piel) que arrasaba hace sólo dos años en la mayoría de las alfombras rojas, donde ahora se ven más pantalones que nunca.

Las voces femeninas que pugnan por el confort antes que la sensualida­d se han ido haciendo cada vez más fuertes, y la moda (y sus grandes embajadora­s, que son las famosas y las celebridad­es) ha tomado nota del cambio. Hasta el punto de que la propia Rihanna apartó por unas horas sus ansias de provocació­n cuando lanzó hace unos meses su línea de ropa interior (con desfile incluido) apta para todas las tallas. Y todas las etnias.

Eso sí, anteayer rompió internet con sus fotos de promoción para animar las ventas navideñas de su lencería caracteriz­ada como una diosa tropical semidesnud­a...

Pero el momento clave que confirma que la sensualida­d va por otro camino llegó hace un mes escaso. Ni más ni menos que de mano de Victoria’s Secret. En la pasarela que ensalzó y lideró esa corriente de exhibicion­ismo puro por mucho tiempo (mostrando el más viejo de los estereotip­os: modelos con alas que sugieren que las mujeres perfectas deberían de ser, además de guapas, dulces y bondadosas), volvió a confiar en sus ángeles de medidas perfectas (con las que cada vez se sienten identifica­das menos mujeres), pero diseñó para ellas

looks mucho más pausados. Menos transparen­cias, menos puntillas, menos provocació­n y un toque decididame­nte fitnético (en la foto final había mallas y sujetadore­s deportivos por primera vez en la historia de la marca) son las claves con las que la firma pretende recuperar un mercado que se le estaba escapando de las manos.

Marta Marín entiende que hemos redefinido el concepto sexy, pero tanto para ellas como para ellos: “Un hombre puede mostrarse seguro de sí mismo y ser sensible al mismo tiempo. Una mujer puede ser delicada y, al mismo tiempo, ser extremadam­ente fuerte y exitosa. Los perfiles rígidos se desdibujan, y se contempla la posibilida­d de que existan caracteres poliédrico­s, que presentan facetas múltiples que se revelan de modo distinto según la ocasión”. Por eso hay celebridad­es que siguen, como Rihanna, en su línea de vestir lo más apretado y curiosamen­te lo reivindica­n como un derecho feminista (en inglés se llama bodycon ,de body conscious, esta reafirmaci­ón de exhibir el cuerpo), y algunas marcas (Saint Laurent en sus propuestas veraniegas presentada­s en febrero en la pasarela de París, por ejemplo) que siguen tirando de esa exhibición que, hoy en día, resulta casi impúdica. Pero la mayoría de los indicadore­s en esta época del post #Metoo trazan otros derroteros para la moda. Los aspectos más recatados, rayando lo monjil. parecen tener ahora más fuerza que mostrarlo todo.

En sus coleccione­s de la temporada primavera verano de este 2019 que está al caer, son muchos, incluido J.W. Anderson (director creativo de Loewe), los que apuestan con fuerza por ese recato máximo. Faldas largas, cuellos vueltos y ausencia casi total de escotes y provocació­n son la pauta de lo que él defiende como la nueva sensualida­d. También Gucci, la firma que mejor se ha posicionad­o entre el ansiado público millennial con sus guiños geek, como la otrora supersuger­ente Versace (recién vendida a Michael Kors), se han desviado del camino de la provocació­n tradiciona­l con siluetas oversize. ¿Más intentos para apuntalar este cambio radical? En sus desfiles de febrero para presentar la moda veraniega, Comme des Garçons transformó a los modelos en dinosaurio­s. El francés Julien David les puso caretas de perro y bautizó su colección Laboratori­o humano, y el belga Walter Van Beirendock los mutó en cerdos.

 ??  ??
 ?? PETER WHITE / GETTY ?? Hombres dinosaurio­En su desfile de febrero, Comme des Garçons mutó a sus modelos en dinosaurio­s
PETER WHITE / GETTY Hombres dinosaurio­En su desfile de febrero, Comme des Garçons mutó a sus modelos en dinosaurio­s
 ?? DANIELE VENTURELLI / GETTY ?? Geeks y ángeles En la foto superior, el giro geek de Gucci, y abajo, GigiHadid desfilando para Victoria’s Secret con unaspecto casi deportivo
DANIELE VENTURELLI / GETTY Geeks y ángeles En la foto superior, el giro geek de Gucci, y abajo, GigiHadid desfilando para Victoria’s Secret con unaspecto casi deportivo
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain