La Vanguardia

El rey de las luces de Navidad

- ALBERT DOMÈNECH

Para vivir una Navidad auténtica existen destinos más económicos que el de Laponia y, aunque sea más difícil concertar una cita con Papá Noel, uno puede contagiars­e igualmente del espíritu de estas fechas gracias al entusiasmo de personas como Abel Caballero, el alcalde de Vigo y responsabl­e de una de las campañas mediáticas más importante­s del país por lo que a hálito navideño se refiere. Y es que el máximo mandatario socialista de la ciudad gallega ha saltado en los últimos días a la palestra mediática gracias a la estrategia de “Navidad top” que ha preparado para su ciudad. Y por partida doble. En un primer vídeo amenazó a los alcaldes de ciudades como Nueva York, Londres, París y Tokio con que el “el no va más de la Navidad” se quedaba este año en Vigo. Posteriorm­ente, y durante el acto de encendida de luces, Caballero volvió a ser protagonis­ta en las redes sociales por el show que ideó, una apoteosis lumínica que pasará también a la historia por su particular discurso en inglés con frases para la posteridad como “with de lights, with the music, very welcome everybody here”. Caballero no ha escatimado recursos para que su ciudad luzca. Quizás su deseo de que “las luces de Vigo se vean desde Marte” haya sido excesivo, pero no será por ganas. El presupuest­o de este año ha ascendido hasta los 825.000 euros para iluminar 350 calles, 325 árboles –dos de ellos, de 11 metros–, 1.000 arcos y siete plazas y los siete mercados municipale­s. Cómo no, también el árbol de Porta do Sol, de 31 metros de altura. “Vigo ha ingresado el coste de las luces en sólo una semana”, ha repetido en más de una ocasión el alcalde.

Para el gobierno de Caballero, esta apasionada decoración no es un gasto, sino una inversión en comercio, restauraci­ón y en la activa- ción de la vida pública de los vigueses. “Vigo ha tenido siempre una estigma de ciudad industrial gris, incluso conflictiv­a por las grandes protestas derivadas de ese sector. El alcalde ha logrado cambiar ese chip, promociona­r su faceta más turística y competir con A Coruña o Santiago”, asegura el subdirecto­r de El Faro de Vigo, Rogelio Garrido.

Abel Caballero (Ponteareas, 2 de septiembre de 1946) se ha convertido en un personaje popular en España gracias a unas acciones apasionada­s y llamativas que le han reportado en los últimos años una aureola mediática con la que parece estar encantado. Decisiones como impulsar en la ciudad el Dinoseto (un seto con forma de dinosaurio), plantar un sinfín de olivos, instalar una rotonda con luces led para ver los partidos del Celta, instruir clases de zumba o dejarse ver en público bailando temas tan variados como El baile del gorila de Melody o el moderno Swish swish de Katy Perry le han valido para ganarse una popularida­d insólita en la alcaldía en cualquier ciudad española. Caballero, que lleva tres mandatos en el Ayuntamien­to, fue el alcalde con más porcentaje de voto en toda España en las últimas elecciones y goza de una mayoría absoluta histórica con 17 de los 27 concejales (la otra que se produjo fue del PP, con 15 concejales).

“Tras la superficie y la apariencia de Caballero hay otras razones que la gente descuida y que son claves para entender el ascenso del alcalde”, asegura Garrido, quien cree que quedarse con la cara más populista del mandatario “sería como decir que los vigueses son un poco cortos, y no es el caso”. El saneamient­o de cuentas (Vigo tiene 153 millones de remanente de tesorería) o la inversión en obra pública (en este momento, la ciudad tiene obras en marcha por un valor de 180 millones de euros) son algunas de esas claves, según el periodista. Pero no son las únicas. “Es un alcalde que está permanente­mente en la calle y además el único de los que han ostentado el cargo que lo hace sin escolta. Estar constantem­ente expuesto es un plus para él”, opina el periodista.

Garrido también considera que su independen­cia política ha jugado a su favor: “En el 2013 declaró a Joaquín Almunia persona non grata para la ciudad cuando este era comisario de competenci­as de la UE”. En los últimos años, Caballero ha logrado captar un voto transversa­l: desde la derecha más moderada hasta una parte del nacionalis­mo. Al alcalde, que fue ministro de Transporte­s, turismo y Comunicaci­ones entre 1985 y 1988 durante el gobierno de Felipe González, los sondeos de cara a las próximas elecciones también le sonríen: según La Voz de Galicia, en mayo repetiría resultados y la oposición bajaría aún más. Aunque las encuestas no lo reflejen, parece que su exceso de visibilida­d no tiene un coste político para un Caballero que, desde el pasado año, también presenta los conciertos en la ciudad. El último, el de Maná el pasado mes de julio, en el que más de 30.000 personas le aclamaron. Fher, líder del grupo mexicano, reconoció que era la primera vez que veía como en un concierto se aplaudía a un político. “En México estamos acostumbra­dos a pinches políticos”, aseguró sorprendid­o. Abel Caballero parece disfrutar más que nunca en política, ya sea bajo los focos mediáticos o iluminado por el alumbrado de una Navidad que lo ha erigido en principal defensor del viguismo.

El político gallego fue el candidato con más porcentaje de voto en toda España en las últimas elecciones

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RICARDO GROBAS El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha llevado a su ciudad al protagonis­mo mediático gracias a su iluminació­n navideña

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