Historia de dos mellizos xeneizes
Guillermo Barros Schelotto es el entrenador de Boca Júniors, y su hermano Gustavo, su primer ayudante
Guillermo Barros Schelotto tiene 45 años y le llaman el Mellizo. Fue uno de los grandes delanteros de uno de los mejores equipos de Boca Júniors, el entrenado por Carlos Bianchi, el Virrey, hace veinte años. Ahora llega a Madrid como entrenador xeneize a por su séptima Libertadores en la final más larga de la historia, la que se disputa mañana en el Bernabeu ante River Plate, junto al Real Madrid-Barcelona, el clásico más importante y más enconado del planeta fútbol.
A Guillermo le llaman el Mellizo porque compartió glorias futbolísticas con su hermano mellizo: Gustavo, un centrocampista menos hábil que él en el terreno de juego y que, a diferencia de Guillermo, probó fortuna en Europa, una andanza corta en el Villarreal, en el que apenas jugó cinco partidos en el 2001. Gustavo ejerce de ayudante de Guillermo como segundo entrenador de Boca. Ambos acaban ahora su contrato y su continuidad podría estar ligada a lo que pase mañana.
Guillermo Barros ofreció ayer rueda de prensa en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y no se le vio muy preocupado por su futuro. “El resultado del domingo (por mañana) forma parte del análisis por mi continuidad. Más allá de que es el clásico, los dirigentes tendrán que evaluar el juego durante estos tres años. Pero no es momento de hablar de mi contrato sino de estar enfocado en ganar”, afirmó. Como técnico, no es de la escuela del Cholo Simeone. No le gusta dirigir desde la banda con grandes aspavientos. Se le tiene por un motivador más calmado. Su equipo quizás no sea de juego tan coral como el River de Gallardo, pero nunca se da por vencido y suele dar lo mejor de sí mismo en los grandes escenarios.
El Mellizo se alineó con los que creen que la final de mañana nunca se hubiera debido jugar fuera de Argentina: “El Bernabeu es un excelente escenario, pero esta final nunca tendría que haber salido de Argentina: es de Sudamérica. Tomar la decisión de sacarla de ahí me duele como argentino. Eso sí, lo que pasó hace 15 días no se puede tolerar”. Una crítica a los barras bravas que no se ha visto ayer por ningún lado en varios de los jugadores de su plantilla.
El único vínculo que une a los Barros Schelotto con Madrid es su recordada final de la Intercontinental de Tokio el 28 de noviembre del 2000. El Madrid iba mal en la liga, pero partía como favorito al haber ganado la Champions al Valencia en París. Para el fútbol europeo, Boca era entonces un equipo menos conocido que ahora, pero se tomó la final mucho más en serio, con más intensidad. A los seis minutos ya ganaba 2-0, los dos goles de Martín Palermo. Aunque el Madrid recortó distancias a los 12 minutos con un gol de Roberto Carlos el marcador ya no se movió y la Copa se fue para Buenos Aires, festejada como una de las más grandes de la historia xeneize. El Madrid no volvería a perder una final internacional hasta la Supercopa de este verano en Tallin.
Muchos de los protagonistas de aquella gesta supieron rentabilizarla. Carlos Bianchi llegó al banquillo del Atlético, pero fue despedido en algunos meses. Martín Palermo logró contratos con el Villarreal y el Betis. El héroe de aquel partido, Juan Román Riquelme, firmó por el Barcelona y el Villarreal. Gustavo Barros también acabó en el Submarino.
Sin embargo, los mellizos no tuvieron un peso importante aquel día. Gustavo no jugó y Guillermo entró por Delgado en el minuto 88, con el rival volcado en el área de Boca. Con el Madrid, mejor aún le fue a Delgado, que puede añadir haber eliminado de la Champions a los blancos de Pellegrini cuando jugaba en el Lyon en el 2010.
Pero esa es otra historia.
GUILLERMO CRITICA A LOS ULTRAS “Como argentino, me duele sacar la final de allí, pero lo que pasó hace 15 días no se puede tolerar”
EL RECUERDO DE TOKIO
Los dos hermanos estaban en el Boca que ganó al Madrid la Intercontinental de Tokio del año 2000