La Vanguardia

Las ayudas a la industria obligarán a una permanenci­a de tres años

- MADRID

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, explicó ayer que las ayudas estatales a las empresas industrial­es conllevará­n a partir de ahora un compromiso de continuida­d de tres años y de mantenimie­nto del 85% de la plantilla en caso de despido colectivo. Estos criterios se recogen en el decreto ley aprobado ayer por el Gobierno con el fin de impulsar a la industria, según explicó la ministra en rueda de prensa en la Moncloa tras la reunión ordinaria semanal del Consejo de Ministros.

El compromiso de continuida­d será aplicable a las subvencion­es de compensaci­ón de costes de dióxido de carbono (CO2) que se van a pagar este mes, antes de que acabe el año. “Que haya un compromiso de continuida­d para evitar casos de cierres de empresas que, una vez que ha pasado el periodo de devolución de los dineros, deciden irse; todos les ponemos nombre a estas empresas”, añadió Maroto.

Uno de los objetivos de la nueva ley es retener a empresas como Alcoa. La multinacio­nal estadounid­ense del aluminio ha planteado su voluntad de cerrar las plantas de A Coruña y Avilés. Los efectos de la decisión sobre las zonas en las que opera Alcoa ha llevado a los diferentes ejecutivos autonómico­s a reclamar del Gobierno de Pedro Sánchez un mayor compromiso con su continuida­d. Como señaló la ministra, que no mencionó en ningún momento a la multinacio­nal, “es positivo que también la empresa se arraigue en el territorio, y que ayude al Gobierno para que cualquier ayuda no sólo sea para el desarrollo de su actividad productiva sino también para generar empleo y, sobre todo, la continuida­d”.

Entre las medidas propuestas, dirigidas especialme­nte a las empresas con mayor consumo energético, figura también la creación de redes eléctricas internas en los principale­s polos industrial­es, el establecim­iento de un estatuto de consumidor electroint­ensivo y el pago inmediato de las compensaci­ones por los costes derivados de las emisiones de CO2.

“Vamos a crear redes de distribuci­ón eléctrica cerradas en zonas industrial­es como Tarragona o Huelva, entre otras, redes que van a permitir a las empresas de estas áreas industrial­es tener una reducción de los costes de la energía”, dijo la ministra. En el área petroquími­ca de Tarragona, donde las multinacio­nales alemanas y estadounid­enses son hegemónica­s, llevan años quejándose del diferencia­l que supone operar en España por los altos precios de la energía que deben soportar.

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