Respuesta al malestar
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha decidido reunir a los sindicatos, la patronal, los presidentes de la Asamblea y el Senado y otros líderes políticos y sociales para pedirles su apoyo a las medidas de choque que quiere anunciar para poner fin a las protestas.
Facebook está teniendo un papel crucial en la insurrección de los chalecos amarillos, no sólo como medio de coordinación de las acciones sino para reforzar las ideas de los protagonistas de la protesta. El fenómeno preocupa mucho a Emmanuel Macron. Le Journal du Dimanche citaba ayer al presidente francés, a través de una fuente próxima. Según él, “la suma de las redes sociales y de las televisiones de información continua es un veneno para la democracia”. Se sabe, en efecto, que Facebook refuerza el efecto burbuja de un colectivo y lo hace impermeable a otros puntos de vista. Esa característica de burbuja se habría reforzado a raíz de un reciente cambio del algoritmo de Facebook sobre los contenidos que se comparten. Las cadenas de noticias, por una mera cuestión de audiencia –que se ha disparado–, amplifican la protesta y la retroalimentan. El politólogo Fabrice Epelboin ha estudiado los paralelismos entre el uso de las redes sociales durante la revuelta tunecina del 2011 y la de los chalecos amarillos. Epelboim es de los que creen que Facebook es a las revoluciones del siglo XXI lo que el fusil kaláshnikov fue a las revoluciones del siglo XX.