La Vanguardia

Tiernos recuerdos de infancia

- Quim Monzó

Durante mi niñez y mi juventud, cada tanto leía en los diarios que el Gobierno del Generalísi­mo había decidido celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona. Que nadie se sorprenda; no de que Franco celebrara de vez en cuando consejos de ministros en Barcelona sino del hecho de que un niño leyera diarios. Era habitual. No había móviles ni tabletas para pasarse el día con el videogame de moda y los periódicos eran una mina inagotable de descubrimi­entos. Repasando ahora las hemeroteca­s, veo que celebró un total de ocho. Dos antes de nacer un servidor –en mayo de 1947 y en agosto de 1950– y el resto cuando ya estaba en este mundo: en octubre de 1955, en octubre de 1957, en julio de 1962, en enero de 1963, en julio de 1966 y en junio de 1970. Si no me equivoco, todos se hicieron en el Palacio de Pedralbes.

¿Por qué a veces celebraba Franco consejos de ministros en Barcelona pudiendo hacerlos, como era habitual, en Madrid? Pues para demostrar por un lado su amplitud de miras y su talante abierto y, por el otro, para dejar claro que Barcelona era parte indestruct­ible de España y, como tal, a veces se merecía unas migajas. En el último de los consejos celebrado en la ciudad que a él le gustaba llamar condal –el de 1970– anunció que en 1982 se celebraría en Barcelona una Exposición Universal, una promesa que gracias a Dios se desvaneció como el humo de un piti. Cuando llegó 1982, ya hacía siete años que criaba malvas. Su sucesor, Juan Carlos I, decidió seguir su excelso magisterio y también organizó uno en Barcelona. Fue en 1976 y, para marcar distancias con el Caudillo, en vez de celebrarlo en el Palacio de Pedralbes, lo celebró en el Palacete Albéniz, que es más coqueto. Anunciaron un “régimen administra­tivo especial para las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona”. La palabra “Cataluña”, ni mencionarl­a.

El inolvidabl­e Rodríguez Zapatero inició una nueva estrategia: prometer que trasladarí­a el Senado a Barcelona. ¡El Senado, la Cámara más inútil de todas las que se hacen y se deshacen! Años después, ahora hace tres, cuando Pedro Sánchez fue escogido secretario general del PSOE, recogió la idea y se comprometi­ó, cuando fuera presidente, a traer el Senado a Barcelona. Afortunada­mente se ha olvidado. Mientras tanto, la bandera de los consejos de ministros en Barcelona la ha enarbolado estos años García Albiol, que pidió varias veces al gobierno de Rajoy que celebrara alguno.

Ahora, Pedro Sánchez ha recuperado la bella iniciativa franquista y ha montado uno el viernes de la próxima semana, el día 21: justo un año después de las últimas elecciones al Parlament. Para asegurar la seguridad en las calles, el Ministerio del Interior enviará cuatrocien­tos aporellos, procedente­s de toda España. ¿Era necesario? ¿No podía celebrarlo en Madrid, como siempre? Hay quien dice que son ganas de provocar. Sobre todo, son ganas de marcar paquete delante de las cavernas, la suya y la de sus rivales en las elecciones generales por las que más pronto o más tarde tendrá que pasar.

‘Tambor’ en Ràdio Barcelona, la señora Francis, los consejos de ministros en Barcelona...

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain