Distensión bienvenida
ELSA Artadi, portavoz del Govern, calificó hace una semana la celebración de un Consejo de Ministros en Barcelona, prevista para el próximo día 21, de “provocación”. Ayer Artadi manifestó que era el deseo del Govern garantizar “el derecho a que se produzcan reuniones”. De paso, Artadi emplazó al Gobierno presidido por Pedro Sánchez a “volver al diálogo” (es decir, a persistir en el ritmo de reuniones Gobierno-Govern, que ha permitido celebrar veintiuna en los últimos meses). Observamos, pues, un cambio entre lo dicho por la portavoz hace una semana y lo dicho ayer. Y lo celebramos. Porque conviene rebajar la tensión entre el Govern y el Gobierno. No creemos aventurado afirmar que la mayoría de los catalanes ven también con alivio esta distensión.
En los dos primeros días de esta semana hemos asistido a llamativos cambios de rumbo en la escena europea. El lunes la premier Theresa May pospuso la votación del Parlamento británico sobre su plan para el Brexit, convencida de que iba a perderla. A su vez, el presidente francés prodigó el lunes concesiones sociales para intentar aplacar la ira de los chalecos amarillos’ Y ayer fue el Govern, tras una semana horribilis, el que rectificó y relajó el clima de enfrentamiento que había cultivado en días previos. Por ejemplo, con las palabras del president Torra exigiendo dimisiones en la cúpula de los Mossos tras los sucesos de Girona y Terrassa. Y sobre todo con los elogios de Torra a la vía eslovena hacia la independencia, que le han valido críticas de la oposición, distanciamiento de ERC y de sectores del PDECat y, en resumen, cierta sensación de aislamiento. Estos contraproducentes alardes del president, que sólo complacen a los antisistema, unidos a la inoportuna inhibición de los Mossos durante los cortes de la AP-7 en L’Ampolla y los levantamientos de peajes obra de los CDR, motivaron la reacción del Gobierno central, expresada en varias cartas. En una de ellas, la vicepresidenta Calvo advertía sobre las consecuencias de la dejación de funciones del Govern. Luego llegó el anuncio de que se desplazarían antidisturbios españoles a Barcelona para garantizar la seguridad del Consejo de Ministros. Quizás algunos tilden esto último de “provocación”. Otros lo verán como prueba de que el Gobierno no olvidará sus responsabilidades.
Hace días que aconsejamos al president Torra que temple ánimos y se olvide de abonar la agitación. Ayer no se pronunció. Pero lo dicho por su portavoz supone una buena noticia. Por desgracia, las alegrías son breves en Catalunya: la Fiscalía indicó al poco que abría diligencias contra los Mossos por lo de L’Ampolla.