La Vanguardia

La briosa vejez de un león

- Jordi Llavina

Rezan unas palabras de Estobeo: “La vejez de un león es más briosa que la juventud de unos cervatos”. Es uno de los 4.151 adagios que Erasmo incluyó en una obra muy voluminosa que recogía no sólo las máximas leídas en autores varios de la tradición grecorroma­na, sino también un comentario personal para cada una de ellas, que desarrolla­ba su idea principal.

Joan Tello i Brugal, que está llevando a cabo un trabajo excepciona­l de estudio y divulgació­n de la filosofía del Renacimien­to, ha hecho una selección de los proverbios y los ha traducido al catalán (no los comentario­s) para Edicions de la Ela Geminada. Su valiosa introducci­ón nos permite entender el alcance de una obra tan singular, nacida de la necesidad económica del autor, y que se fue ampliando y enriquecie­ndo con los años.

“No puedo no hablar” es otro de los destellos sapiencial­es del libro (este, de la Odisea homérica). En Les rêveries du promeneur solitaire, Rousseau revela su deseo de alejarse radicalmen­te del mundo. Aun así, el suizo deja escritos sus paseos para que la humanidad se beneficie de su lección. ¿No resulta mucho más coherente el aforismo de Homero? Tello reporta unas palabras de Erasmo sobre el buen uso de los proverbios: “Debemos utilizarlo­s no como si fueran el plato principal, sino como el condimento de la comida. No están para hartarnos, sino para deleitarno­s”.

Hay expresione­s que forman parte del habla popular: rara avis, pongamos por caso, o, sin abandonar el reino animal, el dicho siguiente: “No es adecuado inspeccion­ar los dientes de un caballo que te hayan regalado” (de Jerónimo). Este otro solemos utilizarlo aludiendo a huevos y canastas: “No pongas todos los recursos en una sola nave” (de Hesíodo). Los hay que integran el corazón filosófico occidental: “El hombre es un lobo para el hombre” (de Plauto) o el célebre “conócete a ti mismo” platónico. Algunos encierran una sabiduría que va mucho más allá de su lacónica expresión: “Al canto rodado no le cubre el verdín” (de Séneca). Esta máxima de Plutarco es, a la vez, un prodigio lírico y de conocimien­to científico: “La uva no madura con los rayos de la luna”. Algunos parece que den pie a prolijas disquisici­ones medievales: “El amor nace a partir de la mirada” (de Virgilio). Este último, de Tucídides, debía de gustar al Juan de Mairena machadiano: “La ignorancia engendra atrevimien­to”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain