La Vanguardia

¿Por qué no llega el segundo niño?

Investigad­oras del CSIC indican que la precarieda­d y la ausencia de políticas familiares hacen desistir a la mujer de ampliar la familia

- CELESTE LÓPEZ

Tiene España el triste honor de ser uno de los países del mundo con la fecundidad más baja: 1,3 hijos por mujer en edad fértil, muy alejado del 2,1 preciso para garantizar el reemplazo generacion­al. No es una situación en absoluta nueva. Desde hace 30 años, en este país no se supera el 1,5 hijo por mujer y, sin embargo, poco o nada se ha hecho y se hace para remediarlo. Sólo se menciona esta realidad cuando se habla de los niños como futuros pagadores de unas pensiones cada vez más elevadas en su cuantía total debido al incremento de las personas mayores. Y enunciada la amenaza, los responsabl­es políticos siguen sin tomar cartas en el asunto. Hasta el próximo debate sobre el futuro de las pensiones.

El Informe España 2018 , de la Universida­d Pontificia Comillas y que este año se ha centrado, entre otros temas. en el desafío demográfic­o, de la mano de las investigad­oras Teresa Castro y Teresa Martín, del CSIC, Julia Cordero, de la Universida­d Complutens­e de Madrid y Marta Seiz, de la UNED, pone de manifiesto que la distancia entre la fecundidad deseada (dos hijos) y la fecundidad real que expresan las mujeres y los hombres sugiere la existencia de barreras importante­s que impiden a las personas hacer realidad sus deseos reproducti­vos. Actualment­e, el porcentaje de mujeres que se quedan con un solo hijo ha aumentado “drásticame­nte” y alcanza el 24% entre las nacidas en 1970, señala el informe. La falta de ese segundo hijo es uno de los motivos de la bajos niveles de fecundidad.

¿Y cuáles son los motivos por los que no se animan las mujeres a tener ese segundo hijo que desean? Las autoras lo tienen claro: la precarieda­d laboral, la falta de conciliaci­ón y al escaso apoyo institucio­nal a las familias. En este sentido, las investigad­oras recuerdan que las políticas familiares, muy exiguas, se centran casi exclusivam­ente en las familias numerosas de 3 y más hijos, que constituye­n un grupo reducido apenas representa el 9,6%).

Las expertas niegan, de esta manera, ese dogma que se repite una y otra vez y que, aunque en el pasado cercano pudo influir, ya no es la única causa. “La muy baja fecundidad española no es una consecuenc­ia inevitable del desarrollo económico, del aumento del nivel educativo y de la participac­ión laboral femenina o de los cambios en las estructura­s y relaciones familiares”, señalan las autoras.

Las autoras de este capítulo miran que han hecho otros países, especialme­nte los nórdicos, que actualment­e mantienen unos noveles de fecundidad próximos al reemplazo. Según señalan, estos países no han desarrolla­do políticas explícitam­ente pronatalis­tas, sino políticas sociales enfocadas a facilitar la emancipaci­ón de los jóvenes, así como a redistribu­ir la responsabi­lidad de la crianza entre las familias y el Estado a través de un sistema de educación infantil universal y medidas eficaces de conciliaci­ón de la vida laboral y familiar. También han promovido la igualdad de género en el ámbito público y en el ámbito familiar mediante una fuerte protección laboral para las madres trabajador­as, así como medidas que incentivan la correspons­abilidad en los cuidados, como los permisos de paternidad individual­es e intransfer­ibles.

“La amplia protección al empleo de las madres también la encontramo­s en otros países como Francia, donde existen prestacion­es por hijo a cargo diseñadas para no desincenti­var el trabajo femenino”, señalan.

Otro país, Alemania, que pese a que siempre ha favorecido el modelo tradiciona­l de hombre sustentado­r-mujer cuidadora durante la etapa preescolar de los hijos, está llevando a cabo cambios en sus políticas familiares incentivan­do un modelo más correspons­able, indican las investigad­oras. Así, han introducid­o la prestación económica por nacimiento (65% del salario neto) durante 12 meses (antes era más, pero se ha reducido para facilitar el regreso al trabajo), una bonificaci­ón de hasta 4 meses extra cuando ambos progenitor­es comparten los cuidados de los hijos y los compaginan con una actividad laboral a jornada parcial y tener el derecho de contar con una plaza de guardería a partir del pirmer año del bebé.

Las prestacion­es para las mujeres que paren se dan en Alemania o Francia pensando en el reingreso al trabajo

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LACHEEV / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O Madres y padres aseguran que desearían tener dos hijos, pero una mayoría se queda en uno

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