La Vanguardia

¿Cuánto vale tu tiempo?

Las ventajas del tren de alta velocidad en la ruta Barcelona-Madrid conquistan a los viajeros

- Texto: Joaquim Mongay

Tal vez debería llegar a la estación más pronto para evitar imprevisto­s. Sin embargo, siempre que lo ha hecho, Paula ha terminado sentada en una cafetería de la estación de Sants. Ir en AVE no es como ir en avión, que te obliga a estar en el aeropuerto al menos una hora antes de que salga el vuelo, tantas veces impuntual y teniendo que aguantar controles interminab­les en hora punta. Así que si el tren de alta velocidad sale a las 6.25 h, se agradece apurar algo de tiempo en casa. A Paula, ir en AVE hasta Madrid una vez a la semana por trabajo le ha cambiado la vida. Incluso le resulta más factible hacerse, como ella dice, un ida y vuelta el mismo día.

Tras una buena ducha, acude a Sants, donde la cola para los accesos dura apenas cinco minutos, siendo un lunes a primerísim­a hora. Ha hecho bien llegando a las 6.05 h. Se acomoda en su asiento y prefiere descansar un rato hasta ponerse a preparar la reunión con el equipo. Solo uno de ellos, Enrique, ha optado por coger el avión, y hace rato que le ha mandado un mensaje desde el aeropuerto: van con retraso por culpa de los controles y parece que el avión, además, será impuntual. Es probable, también, que a Enrique se le hayan pegado las sábanas y, pese a que su avión salía más tarde que el AVE, no haya tenido tiempo para ir con tranquilid­ad. “Otra desventaja más de ir en avión”, piensa ella. Porque echar esa cabezadita a primera hora del día siempre es posible si viajas en tren. Tras unos 45 minutos de sueño reparador, Paula acude al vagón de la cafetería. Opta por un desayuno completo porque con el estómago vacío es incapaz de echar un vistazo a los informes y las hojas de Excel. Con su café, vuelve a su asiento, donde, como siempre, ha podido conectar su portátil antes de ponerse a trabajar. Con el AVE no tiene que preocupars­e de tener todos los dispositiv­os electrónic­os cargados antes del viaje. Es tentador, pero hoy no verá la película, ni accederá a los servicios de Play Renfe, con los últimos estrenos de cine, series, música y libros. Si su cuerpo aguanta, será a la vuelta cuando se dé ese capricho.

Paula lleva 50 minutos trabajando sin apenas darse cuenta. El trayecto en tren de alta velocidad le da para hacer tantas cosas que pierde la noción del tiempo. Le queda un poco más y lo dejará todo listo. Solo tiene una duda, pero hasta que no aterrice Enrique no puede resolverla. Se lo tiene dicho: “Vale, el trayecto de avión es el más rápido, porque el vuelo dura menos de una hora, y el AVE tarda dos horas y media en hacer el mismo recorrido. Pero el tiempo del trayecto no es lo único que has de tener cuenta a la hora de viajar. ¿Qué me dices de la comodidad? Ah, y olvídate de esos tiempos de espera tan largos... ¿Y los controles? ¡Si es que hasta puedes cogerlo 5 minutos antes de que se ponga en marcha!”

Hay muchas formas de superar los 620 kilómetros que separan Barcelona de Madrid, pero ninguna como la que te da la posibilida­d de llegar directamen­te al centro de la ciudad. Es algo que a Paula le convenció desde el primer día. Son las 8.50 h y en cinco minutos el tren llegará a su destino, la estación de Atocha. Otra vez, puntual. “Menuda gozada”, dice otro viajero. Son muchos los pasajeros que ocupan el andén al bajar del tren, y es que en los últimos años cada vez son más personas las que optan por usar el AVE. En su empresa, casi todos prefieren el AVE, incluso si hay que ir un fin de semana a Madrid para una escapada turística, como hizo la última vez con su pareja. A Paula le llegan dos whatsapps de Enrique. Duda resuelta; eso sí, tendrán que empezar la reunión sin él. Acaba de pisar Madrid pero llegará tarde, ya que le tocará hacer cola para coger otro transporte desde el aeropuerto hasta su punto de encuentro. Otros 30 minutos no se los quita nadie... ¡Y encima sin desayunar! Paula, en cambio, solo tiene que caminar 8 minutos desde Atocha hasta las oficinas. Antes de ponerse en marcha recibe una llamada. La reunión de la tarde se convierte en una comida de trabajo, así que no será necesario que coja el último AVE. Aprovechan­do que va tan bien de tiempo, Paula acude al punto de informació­n de Renfe con su billete de vuelta con el objetivo de adelantar su tren. Aunque hay mucha demanda, le dan la opción de viajar en el de las 17.25 h. Perfecto. Podrá estar en casa antes de la hora de cenar.

El día será intenso, pero lo bueno del AVE es que permite descansar. Una vez terminadas las reuniones y alargada la comida hasta las 16.45 h, se va con tranquilid­ad hasta la estación. Hoy sí que podrá ver la película que pondrán en el tren y seguir con la lectura de uno de los libros disponible­s en Play Renfe. Paula se acomoda tranquilam­ente. Pide un té al servicio de cafetería que acude al vagón y piensa, sonriendo, en Enrique. “La próxima reunión, Paula, la preparamos juntos en el AVE, ¿de acuerdo?”, le ha dicho hoy nada más verla. Y es que no hay nada como vivirlo para convencers­e.

Por la ubicación de las principale­s estaciones, el tiempo del trayecto y las ventajas a bordo, el AVE ha aumentado el número de pasajeros

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain