Las monjas ludópatas
Dos religiosas gastaron al menos 500.000 dólares de un colegio en los casinos de Las Vegas
Durante diez años a nadie le extrañó que las monjas Mary Margaret Kreuper y Lana Chang, directora y profesora respectivamente del colegio católico St. James de Torrance, en el condado de Los Ángeles (California), hicieran de vez en cuando viajes a Las Vegas, conocida con el sobrenombre de ciudad del pecado. Ellas aseguraban que les pagaba los viajes “un familiar rico”. Pero no era cierto. El dinero salía de las arcas de la escuela, que perdía así recursos para algunas de las necesidades de los alumnos.
Hace pocos días se descubrió el secreto de esas escapadas a la bulliciosa ciudad de Nevada: hurtaron al menos 500.000 dólares (unos 440.000 euros al cambio actual) en cuotas y donaciones que recibía el colegio. Esa es la cantidad estimada en los últimos seis años, aunque la investigación considera que la estafa se remonta a un periodo de diez años.
El pecado de las religiosas –que hicieron voto de pobreza cuando ingresaron en la orden de Congregación de las Hermanas de San José de Carondelet– quedó al descubierto cuando una familia reclamó una copia del cheque que entregó al colegio como donación. En las cuentas de la institución no figuraba ese ingreso. Sólo hubo que tirar del hilo para descubrir el engaño que Kreuper y Chang tejieron durante años.
La archidiócesis de Los Ángeles ha comunicado a los padres de los alumnos el resultado de una auditoría que ha descubierto una cuenta del colegio olvidada, que sólo parecían conocer Kreuper y Chang y a la que se desviaban cheques extendidos a la escuela.
La primera de ellas, que estaba a punto de jubilarse después de 28 años como directora, se puso muy nerviosa al conocer las acusaciones, según indicó monseñor Michael Meyers en una carta dirigida a los padres de alumnos.
El motivo de que sólo se haya reconocido una cantidad de 500.000 euros desviados a la citada cuenta es que el banco sólo guarda los registros de los últimos seis años.
“La hermana Mary Margaret y la hermana Lana me han expresado y pedido que les transmita el profundo arrepentimiento que cada una siente por sus acciones y les piden perdón y oraciones”, explicó Meyers en su carta. “Ellas y su orden –añadió– ruegan para que no perdáis la confianza en los educadores y en los administradores de la escuela”.
Después de la confesión y el arrepentimiento, las autoridades de la diócesis señalaron en un principio que no las denunciarían ante la justicia. La orden religiosa a la que pertenecen ha acordado devolver todo el dinero estafado que ha podido acreditarse mediante la auditoría. Además, se les impondrán a ambas religiosas “sanciones severas”.
La decisión de pasar página a la estafa sin recurrir a los tribunales ha sentado mal a algunos padres, que quieren promover alguna acción legal contra las monjas. Los afectados recuerdan que, ante las reclamaciones del alumnado de determinados equipamientos, la respuesta era que no había dinero. Por ello, exigen que cuando se restituya, se utilice para construir equipamientos que necesitan las instalaciones del St. James.
El diario local Daily Breeze recogía ayer que la archidiócesis de Los Ángeles está reuniendo información para una posible acción legal contra las religiosas.