Colau prorroga presupuestos sin ni siquiera debatirlos
El Consell Econòmic i Social se suma a la petición del Consell de Ciutat de que se aprueben unas nuevas cuentas municipales
Se acabó el plazo. El Ayuntamiento de Barcelona no comenzará el año que viene con unos nuevos presupuestos. Se prorrogan los actuales sin que ni siquiera las nuevas cuentas municipales hayan iniciado los trámites para, al menos, intentar ser aprobadas. Se aparcan sin apenas negociar, sin que se hayan llevado a debate.
La comisión extraordinaria en la que se debía haber presentado el nuevo presupuesto –y sometido a votación inicial–, se tendría que haber celebrado, como muy tarde, el pasado 3 de diciembre, según confirmaron ayer fuentes municipales. Si se hubieran aprobado las cuentas entonces se habrían tenido que someter a exposición pública para ser finalmente aprobadas en un pleno extraordinario que ya no se celebrará antes del próximo 31 de diciembre. ¿Y ahora? Según fuentes municipales, la intención del gobierno de Colau es “seguir trabajando” para conseguir aprobar los presupuestos del 2019, aunque ya sea el año que viene dado que se pueden aprobar en cualquier momento. Sin embargo, los comunes siguen insistiendo en la condición de que se aprueben antes las cuentas del Estado y la Generalitat para que Barcelona pueda hacer sus números (lo volvió a decir ayer el gerente de Economía, Jordi Ayala en comisión municipal). Y, a la vez, se quita hierro a la prórroga.
Lo hizo la propia alcaldesa Ada Colau en el pleno de noviembre, cuando aseguró que si se tenían que prorrogar los presupuestos del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento “a quien menos afectaría es a Barcelona porque la base del presupuesto es más social y expansivo que nunca”.
Aunque la situación preocupa. Ayer, el Consell Econòmic i Social de Barcelona (CESB), órgano consultivo que representa a la patronal y al mundo sindical, instó al gobierno municipal y a los grupos políticos “a buscar los acuerdos necesarios para aprobar el presupuesto
municipal”. Una llamada al consenso, por el bien de la ciudad, que ya formuló a principios de noviembre el Consell de Ciutat, cuando mostró entonces su preocupación por la “no existencia” de un proyecto presupuestario para el año que viene. Según el CESB, no se puede entender que Barcelona “no pueda disponer de un presupuesto adecuado a las demandas y necesidades de la ciudadanía por falta de acuerdo y de diálogo”.
Desde la oposición no se cierra la puerta a negociar, aunque también se lamenta el supuesto poco interés de los comunes en hacerlo. No han
habido negociaciones y apenas se han producido encuentros. De hecho, los grupos –y ni siquiera todos– han tenido por ahora acceso a otro documento diferente al que a finales de octubre presentó el teniente de alcalde de Economía, Gerardo Pisarrello, una proyección presupuestaria, a su juicio poco detallada, que contaba además para su elaboración con 140 millones de euros de ingresos extras. Una importante inyección económica que llegará, según la hipótesis del ejecutivo municipal, del Gobierno central y del Govern cuando ambos ejecutivos aprueben sus respectivas cuentas.
El gobierno local se escuda en la ausencia de un acuerdo en Madrid y en la Generalitat