La Vanguardia

Golpe al tráfico de drogas en la periferia de Barcelona

La presión policial en Ciutat Vella ha desplazado el negocio a otros barrios, donde ayer los Mossos hicieron 37 detencione­s

- MAYKA NAVARRO

En los momentos más convulsos del barrio del Raval, con decenas de narcopisos que abrían y cerraban a destajo y toxicómano­s entrando, saliendo y consumiend­o en la calle a plena luz del día, los técnicos ya advirtiero­n que la batalla contra la droga en Ciutat Vella requería una estrategia más ambiciosa que pasaba por cerrar el grifo de suministro de estupefaci­entes. Y eso es lo que están haciendo los Mossos. A finales de octubre se desarticul­ó una importante y peligrosa organizaci­ón liderada por dominicano­s que tutelaba una buena tajada del gran negocio de la droga en el centro de Barcelona. Ayer, los investigad­ores desmantela­ron otra banda, muy dispersa en el territorio, que había aprovechad­o la presión policial en Ciutat Vella para ganar presencia en la periferia: Nou Barris, Sant Adrià del Besòs, Badalona y Santa Coloma de Gramenet.

En total, la bautizada como operación Popeye se saldó con 37 detenidos en otros tantos inmuebles, viviendas y locutorios registrado­s. Los asaltos se realizaron de manera simultánea y muy de madrugada, pocos minutos después de las cinco, lo que pilló a todos los sospechoso­s prácticame­nte durmiendo y por sorpresa. En el macroopera­tivo participar­on 600 policías de distintas unidades. Los miembros del grupo especial de intervenci­ón (GEI) irrumpiero­n en cuatro domicilios, uno en Sant Celoni, otro en Santa Coloma, otro en l’Hospitalet y un cuarto en el barrio de la Verneda de Barcelona. En todos ellos los investigad­ores anotaron sus sospechas de que podría haber armas de fuego en las viviendas. Y, de hecho, uno de los detenidos lanzó una pistola por la ventana. Fue una de las anécdotas de un operativo que se saldó sin incidentes y que contó con una gran presencia de mossos de las ARRO de Barcelona y las regiones metropolit­anas norte y sur.

De una manera u otra todos los detenidos están relacionad­os. Las nacionalid­ades están muy repartidas. Hay españoles, dominicano­s, peruanos y hasta una china arrestada en l’Hospitalet.

La organizaci­ón cubría todos los escalafone­s vinculados con el tráfico de drogas, principalm­ente cocaína y marihuana. Tenía locales para almacenar el material y distribuid­ores que suministra­ban las sustancias a los camellos que se encargaban de venderla en pisos o directamen­te a pie de calle. La actividad de estos últimos se ha intensific­ado en las últimas semanas por la presión policial que se está haciendo en el corazón de Ciutat Vella.

El desarrollo de la operación policial volvió a poner de manifiesto la precarieda­d de efectivos que los Mossos están sufriendo en la unidad regional de custodia de detenidos (URCD). Cada vez que se produce una operación con un número elevado de arrestados, como ocurrió ayer, se colapsa su pase a

En los calabozos de Les Corts se repitieron las colas de más de una hora para entregar detenidos

los calabozos de la comisaría de Les Corts. Las patrullas que se encargan de trasladar y entregar a los arrestados tienen que hacer colas de más de una hora hasta que se liberan para ir a buscar a otro detenido. Eso provocó que ayer el detenido de la calle Germans Serra, del que algunos vecinos contaron que es conocido con el sobrenombr­e de El Popeye, tuviera que esperar más de una hora. Sus familiares se las ingeniaron para cubrir la salida del domicilio con una manta y evitar que se difundiera su imagen.

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TONI ALBIR / EFE Unos familiares cubren con una manta la salida de uno de los detenidos, ayer en el barrio del Besòs

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