La Vanguardia

Un político que se formó con el ajedrez

- JUAN CARLOS MERINO

“El ajedrez es más adictivo que cualquier droga..., pero ya estoy curado”, reconoce Ignacio Sánchez Amor. Aunque, cuando el secretario de Estado de Política Territoria­l entra en La Casa del Ajedrez, establecim­iento de referencia en Madrid que él mismo selecciona para fotografia­rse, la mirada se le ilumina ante la profusión de tableros, piezas, relojes, libros y trofeos.

La adicción le viene de chico, la heredó de su padre. El día que cumplió diez años, le regalaron un tablero de oliva que le hizo su abuelo, carpintero. “Hay dos cosas que me hacen como persona, el ajedrez y la pesca de la trucha”, asume, rememorand­o su infancia y primera juventud en la localidad extremeña de Jaraíz de la Vera. Aunque nació en Cáceres, “porque era donde estaba el hospital”. Corría 1960. En Jaraíz vivió hasta los 17 años. “Fui un niño de pueblo, que es el mejor regalo que se le puede hacer a un niño”.

Aunque la vida le llevó por otros derroteros. Fue a estudiar COU a Madrid, y después entró en la Complutens­e. Empezó Medicina, pero sólo duró seis meses. Volvió a casa y lo confesó: “Esto ha sido un error, voy a hacer otra cosa”. Se pasó a Derecho, y ahí sí acertó.

La vocación por la política ya la llevaba dentro. “Surgió de muy joven, tengo una redacción escolar, de cuando tenía 14 o 15 años, hablando de la policía y de la transición, cuando aún no había muerto Franco”. Se afilió al Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno con apenas 17 años. Y antes de cumplir los 18, en abril de 1978, asistió al congreso de Torremolin­os donde el PSP decidió integrarse en el PSOE.

Terminó la carrera, se especializ­ó en Derecho Constituci­onal y Ciencia Política en el Centro de Estudios Constituci­onales y sacó las oposicione­s de letrado de los servicios jurídicos de la Junta de Extre- madura, por lo que se trasladó a Mérida en 1986. Pero su primer puesto político fue en Madrid, en el gabinete de Enrique Múgica como ministro de Justicia. “Compartí un despacho de seis metros cuadrados con Juan Fernando López Aguilar, ¡y ambos salimos ilesos!”, bromea sobre quien después fue también ministro de Justicia, ya con Zapatero. En aquel gabinete también estaba otro futuro ministro del ramo, Mariano Fernández Bermejo.

De vuelta en Mérida, empezó a trabajar con el primer presidente de Extremadur­a, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, con el que compartió faena durante más de 15 años en distintos cargos en la Junta. También fue su jefe de gabinete y, finalmente, del 2004 al 2007, fue vicepresid­ente de la Junta. En noviembre del 2005, hubo de sustituir a Ibarra en el debate sobre el estado de las autonomías en el Senado. La víspera, “una noche fatídica”, Ibarra tuvo una agria discusión con Pasqual Maragall y acabó en urgencias con un infarto. Pero Sánchez Amor niega que Ibarra case con el calificati­vo de “jacobino”, ya que, como ironizaba Joaquín Leguina, él “se inventó” Extremadur­a. “Ibarra nunca fue centralist­a y es profundame­nte autonomist­a, le horroriza escuchar ahora a quienes defienden devolver competenci­as, recentrali­zaciones o acabar con las autonomías”.

Muy viajado, Sánchez Amor ha sido observador electoral en una veintena de misiones internacio­nales, y siempre tiene la maleta a punto en la puerta. “Tengo una enorme práctica en hacer y deshacer la maleta”, reconoce. Todos los fines de semana regresa a Mérida, con la familia: tiene dos hijos adolescent­es, de 14 y 17 años, y otra hija de un primer matrimonio, que ahora tiene 27 años y vive en Edimburgo. Otro apunte personal: todos los años hace una escapada a Venecia con su mujer, y ya es todo un experto en preparar el aperol spritz. Ya en el Congreso, donde fue diputado por Badajoz entre el 2011 y el 2018, centró su trabajo en Exteriores y la UE. Con modestia, se considera un especialis­ta en el área exsoviétic­a y en Turquía, además de Portugal, que es “una vocación vital”.

En el PSOE, por cierto, nunca apostó por Pedro Sánchez. En las primarias del 2014 se integró en el equipo de Eduardo Madina, y en las del 2017 votó por Susana Díaz. Que ahora forme parte del Gobierno de Sánchez, en el ministerio que dirige Meritxell Batet, lo considera “una muestra de inteligenc­ia y de apertura” del ganador de las primarias.

Ahora se pasa media vida en el AVE, con constantes viajes a Barcelona para negociar con la Generalita­t. Admite que es la demostraci­ón viva de que un socialista de los de toda la vida, y además extremeño, puede negociar con los dirigentes del independen­tismo catalán sin perder por el camino ni una gota de sus principios sobre la cohesión y la solidarida­d territoria­l de España. “Se puede hacer perfectame­nte, sobre esos principios este país ha funcionado razonablem­ente durante 40 años. Se puede reconocer la pluralidad, la diversidad, la riqueza de este país, y al mismo tiempo la importanci­a de un proyecto común, cohesivo y solidario”, argumenta.

Con quien más trato tiene de la Generalita­t es con la consellera de Presidènci­a y portavoz, Elsa Artadi. “Tengo una relación cordial con Elsa –admite–. Ambos sabemos que tenemos posiciones políticas muy divergente­s, pero eso es precisamen­te la esencia de la democracia, poder acordar y tener una relación institucio­nal fluida con personas que no piensan como tú”.

Compartió en el gabinete de Múgica un despachode­6m 2 con López Aguilar: “¡Ambos salimos ilesos!”, bromea

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? El secretario de Estado de Política Territoria­l, Ignacio Sánchez Amor, fotografia­do en La Casa del Ajedrez, en Madrid, donde dio rienda suelta a una de sus pasiones
EMILIA GUTIÉRREZ El secretario de Estado de Política Territoria­l, Ignacio Sánchez Amor, fotografia­do en La Casa del Ajedrez, en Madrid, donde dio rienda suelta a una de sus pasiones

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